Hoy en la historia

Tal día como hoy pero hace 40 años se estrena El Resplandor

Sin embargo, Kubrick decidió retratar una transición a la locura mucho más explosiva y efectista, utilizando todos los recursos al alcance del lenguaje del cine.

Cuando Stanley Kubrick estrenó El resplandor hace 40 años encontró una tibia respuesta del público y de la crítica, que no supo anticipar la película que estableció a Stephen King como escritor de la gran pantalla y que a día de hoy continúa inundando de referencias al séptimo arte.

El estatus de culto que tiene el único filme de terror de Kubrik tardó en llegar, pues las reacciones inmediatas a su estreno en Estados Unidos, el 23 de mayo de 1980, veían en la obra un exceso de formalismo y obsesión por los detalles que alejaban al espectador de la siniestra historia.

King, el autor de la novela en la que se basa la cinta, resumió perfectamente la sensación general: “Es como un enorme y precioso Cadillac sin motor adentro”.

Al escritor nunca terminó de convencerle la adaptación a la gran pantalla, a pesar de que el perfeccionismo de Kubrik alargó el rodaje durante un año y de la entregada interpretación de Jack Nicholson como Jack Torrance, cuya escena rompiendo una puerta con un hacha es una de las más celebradas del cine.

Kubrick innovó en la técnica

De poco ha servido que con el tiempo las imágenes de El resplandor se hayan repetido hasta la saciedad y replicado en decenas de películas y series de televisión: Décadas después, en 2016, un periodista preguntó a King por el filme de Kubrik y su opinión no cambió. “Siento lo mismo porque el personaje de Jack Torrance no tiene recorrido en esa película. Absolutamente ninguno”, respondió.

A King no le gustó la elección de Nicholson desde el principio y tampoco el papel que el director diseñó para él, demasiado esquizofrénico y loco.

“Cuando ves por primera vez a Jack Nicholson ya sabes que está loco como una rata de mierda, solo se vuelve más loco”, explicó el escritor, quien concibió a su protagonista como un hombre que lucha por mantener la cordura entre problemas de alcoholismo y sus fantasmas (internos y externos).

Sin embargo, Kubrick decidió retratar una transición a la locura mucho más explosiva y efectista, utilizando todos los recursos al alcance del lenguaje del cine.

Con información de RTVE

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