Política

Politólogo Arturo Peraza: Conjunto de molestias social y política pueden lograr la fractura del régimen

El especialista aseguró que es necesario fortalecer a la ciudadanía. Foto: Referencial.

“Los partidos políticos tienen que lograr que esta molestia social se transforme en molestia política. No es una u otra, sino el conjunto de ambas las que pueden lograr la fractura de esta estructura”, así lo consideró el politólogo, abogado, sacerdote jesuita y vicerrector de la Universidad Católica Andrés Bello, Núcleo Guayana, Arturo Peraza.

-Se han hecho todo tipo de interpretaciones de este comunicado, pero ¿qué buscaba la Iglesia con estas palabras?

-Ellos dicen que hay un grupo de partidos políticos que, frente a esta situación, han planteado la abstención y aseguran que eso no basta, porque lo que se ha hecho es inmovilizar a la población. La simple lógica de la abstención lo único que deja es una sensación de que no hay alternativas y un gigantesco vacío. La Iglesia no apuesta nunca a la violencia, pues complica más. Tiene que ser una vía cívicademocrática e institucional. Los obispos lo que consideran es que hay que movilizar a la población en torno a lo que ellos definen como participación masiva. No dicen cómo se hace una participación masiva. No hay una línea en el documento que diga que hay que ir a votar, pero tampoco dicen que no. Manifiestan la necesidad de una movilización popular masiva que cambie las circunstancias que estamos viviendo. La Conferencia Episcopal reta a la oposición a pensar alternativas de participación ciudadana y creo que allí es donde los partidos tienen que jugar un rol de inventariar la línea de acción política y la narrativa que tiene que acompañar esa acción para lograr transformación. Nadie es inconsciente de las actuales circunstancias de persecución. Es un régimen dictatorial, pero no es imposible viabilizar caminos.

-Si la oposición no traza esa ruta y se queda con el camino de simplemente abstenerse, ¿a qué se expone el liderazgo de aquí a diciembre?

-Yo no sé si se van a exponer o ya se están exponiendo, pero siento un fuerte índice de rechazo de la población hacia la oposición que parece estar ciegasorda y mudaNo hablaNo oye y no ve. Dicen que ven, pero no están viendo la realidad de la gente y eso es lo que le está diciendo la Conferencia Episcopal y le está describiendo un cuadro dramático. El conjunto de medidas que a veces se toman sin calcular el sufrimiento que están causando en la población venezolana. Vamos al caso de los tanqueros que tomó Estados Unidos. La pregunta es: ¿Quiénes son los más afectados? No es el régimen, es la población. Es mentira que las medidas que se tomaron fueron para limitar las acciones del régimen o sancionar a aquellos funcionarios que violaron Derechos Humanos. La experiencia de la población está siendo que la oposición se ha vuelto también su enemiga, que no está escuchando el drama de lo que está pasando. Se argumenta que es la única manera de salir del chavismo, pero se están exponiendo a mayores niveles de rechazo, porque no están oyendo a la población. Su discurso le resulta vacío a la población, que no siente que hay eco de sus dramas.

-¿Hay interlocución entre la Iglesia y Juan Guaidó o los partidos de oposición?

-Interlocución hay, lo que yo no sé -honestamente- es si nos estamos entendiendo. Yo siento que la lectura que se hizo de la crítica pública de la Conferencia Episcopal ha sido asumida por un grupo importante de la oposición de manera muy violenta e irracional. Lo que uno termina sintiendo es que tenemos un diálogo de sordos, porque la Conferencia Episcopal está preocupada por la situación de la vida de la gente. Parece que no importa cuánto sufrimiento van a crear con tal del fin político que se están trazando y eso es inadmisible.

-¿Qué se puede hacer de aquí a diciembre, si no se participa, para poder reconectar al liderazgo con esa población que sufre?

-Cuando pones la agenda en diciembre, estás poniendo la agenda del Gobierno. Hace muchísima falta que el liderazgo opositor vuelva a acercarse a las comunidades. No sólo es Caracas. El país es mucho más grande y lo que uno siente es que el liderazgo opositor ha abandonado las calles. No está presente, no acompaña a las comunidades. No se acerca. Habla por los medios, cada vez más restringidos, o a través de Twitter. ¿Cuál es la penetración de redes sociales en la población más humilde? El drama es la comida y que los chicos se les están muriendo en las manos a los papás. ¿Quién se le está haciendo cercano?, ¿quién le invita a una línea de acción de protesta?, ¿quién se acerca a las comunidades para que hagan sentir su voz? y podamos salir de esta suerte de silencio temeroso que no aporta nada, que lo que hace es avalar la estructura del régimen que, con el miedo, se mantiene. El régimen está en su modelo ideal. La agenda hay que pensarla en otros términos. Se ha hablado de cosas como plebiscito o referendo, organizados por la Asamblea Nacional, donde se invita a la población a manifestarse. Puede haber caminos ciudadanos donde podamos encontrarnos. Experiencias como, por ejemplo, la del 16 de julio de 2017, hacen falta para la manifestación pública de una voluntad que se va construyendo y va generando una presión.

-Pero ese plebiscito del 16J generó una fractura en la oposición. Gente que dice que no se cumplió el mandato del 16 de julio. ¿Repetiremos un escenario como ese?

-Uno de los problemas que tienes es qué tipo de preguntas estableces y si puedes crear procesos de legitimidad para negociar, porque lo que no puedes permitirte es una agenda dura que no vas a modificar de ninguna manera. Las circunstancias políticas siempre te exigen capacidad de maniobra frente a la realidad, porque de lo contrario, el otro agente lo que tiene es que destruirte la base. Por eso lo que necesitas es legitimar a actores a través de la población. En este momento la oposición sufre un problema de legitimidad.

-¿Le va a costar mucho a la oposición el poder tener el escenario de 2019, cuando había vítores a favor de Juan Guaidó?

-En ese momento hubo una propuesta política que no tuvo los resultados esperados y ha quedado empastelada en una situación de no saber hacia dónde ir. Él (Guaidó) planteó una ruta que no tuvo éxito y ha quedado atrapado. Yo siento que, si algo le falta al liderazgo político actual, es esa capacidad de replantear el escenario y buscar alternativas. Repetimos un mantra desde el año 2019 y ya estamos casi en 2021 y no lo cambias. ¡La política no funciona así!

-¿Se refiere a “cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”?

-Sí. Es una cosa con la que yo puedo estar de acuerdo, pero el problema es que en política tú no puedes quedarte en un solo punto. Tienes que poder variar el juego. Guaidó planteó, el 30 de abril, un cambio de régimen que no fue a través de elecciones, sino de un intento por la vía de las fuerzas militares. No lo logró, tienes que buscar otras maneras de alcanzar ese cambio de régimen.

-En esta conversación hemos puesto el acento en los errores de la oposición, pero ¿cómo luchamos contra un gobierno dictatorial cuando se han intentado todas las recetas? Huelgas, manifestaciones, votaciones, referendo,…

-No es fácil, porque estamos frente a una dictadura mafiosa. Además, tiene unos apoyos internacionales como ChinaRusiaIrán y Cuba; que es un peón, pero juega de manera importante. Venezuela no es el asunto central, pero en este momento se está dando el juego de tablero aquí. Todos esos actores están entrando en ese escenario y hay un grupo de países en Europa y buena parte de América Latina que están tratando de dar la pelea. El punto está en que el gobierno de Maduro hizo un pacto muy sui generis que yo creo no haber visto en otros momentos históricos, porque en las dictaduras del cono sur, como la de Augusto Pinochet, que era un sistema militar, los partidos de oposición en Chile lograron dar con las claves de cómo llevar a la Fuerza Armada a un cambio institucional y razonable. Lamentablemente, en este caso, el problema es que no tienes una institución, sino un grupo mafioso con intereses absolutamente particulares de enriquecimiento personal. Ese modelo es mucho más difícil de destruir, porque no hay ningún interés público que proteger. El Gobierno no tiene ningún interés por proteger a los ciudadanos. Le importa muy poco si sus ciudadanos se mueren o no y lo más claro es haber puesto a “El Potro” Álvarez encargado de la salud. Ese es un modo de insultarnos. Eso demuestra qué piensa el Gobierno de la cuestión pública. ¡Piensa simplemente en su interés y en el sostenimiento del poder! Con ese cuadro, ¿cuál es la salida? La presión internacional, que tiene que ser ejercida de manera inteligente y no abrupta y -por el otro lado- la presión interna. En este momento, ese otro lado de la tenaza no está funcionando. No hay presión interna, por tanto, el gobierno de Maduro está cómodamente instalado dentro de casa. Los partidos políticos tienen que lograr que esta molestia social se transforme en molestia política. No es una u otra, sino el conjunto de ambas las que pueden lograr la fractura de esta estructura.

-¿Cómo ve usted en este momento el ámbito militar?

-El alto mando, en su gran mayoría, es un grupo de gente que está dentro del pacto mafioso y tiene beneficios personales. Ninguno de esos militares está por razones ideológicas. Acá hay un pacto de pequeños líderes y Maduro representa un sector importante, pero no el único. Tiene que pactar con todos los demás, como Vladimir Padrino y otros oficiales. El salto que ellos tienen que dar es: ¿Qué cosa me pueden ofrecer del otro lado que pueda ser tan beneficiosa como la que tengo ahora y me garantice impunidad? Eso es difícil de ofrecer, pero no significa que aguas abajo los militares se sientan de la misma manera. Ellos tienen una estructura disciplinada, y si algo aprenden es que la línea no puede ser rota. Esa es la clave de toda guerra. Eso hace complejo entrar en el mundo militar, porque está hecho para mantener cohesión interna para ganar la batalla. Aun así, el hecho de que haya 200 oficiales presos indica que adentro hay mucha molestia, y esa base es importante al momento de evaluar una evolución política en el sector militar.

-Si por ahora no contamos con los militares y el Gobierno interino, según sus palabras, “es ciego, sordo y mudo”, ¿qué nos queda?

-Queda un trabajo importante de creación de alternativas económicas y hay gente creándolas. Eso genera condiciones de poder en la ciudadanía. Si algo ha pasado es que el régimen dejó de contar con la renta petrolera, porque la destruyó. Eso supone que va a tener que contar cada vez más con una sociedad civil que puede ser independiente de un Estado que antes aparecía como todopoderoso, porque ese Estado no tiene la capacidad de antes. Eso cambia las relaciones de juego entre la ciudadanía y el Estado. Por eso me parece importante crear las condiciones económicas que generen condiciones de negociación. Esto es una visión de mediano plazo. Fortalecer a la ciudadanía es parte del camino de salida, porque generas una tenaza interna para fracturar a la estructura.

-La gente está haciendo su propia economía.  A pesar de que la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) revela que hay 96% de pobreza, la población se olvidó del salario. Trabaja por su cuenta y gana lo que decide. El Gobierno dice que hay cuarentena radical y nadie le hace caso. Todo el mundo está en la calle. ¿Eso no nos lleva a un Estado anárquico?

-Desde hace algún tiempo estamos delante de un Estado fallido que no puede cumplir las mínimas funciones: Brindar seguridad a sus ciudadanos, tener poder dentro del territorio… Si usted viene al estado Bolívar, se conseguirá que cada población que tiene una mina, tiene una banda propia, y una de esas bandas es la Guardia Nacional. En Bolívar no hay ningún tipo de control, lo que hay es pactos con mafias, donde la Guardia Nacional juega como una mafia más. Al final del día, lo que sientes es que el Estado se deshizo. Lo que hay es un aparente gobierno que lo único que tiene son grupos que imponen fuerza y violencia a través de unidades como las FAES y la DGCIM, que tienen capacidad para aterrorizar a determinados sectores de la población. ¡Claro que estamos en una sociedad anárquica! El gobierno de Maduro no la ha podido controlar y la ha tenido que aceptar.

-¿Vamos hacia una africanización de la sociedad?

-Si la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) muestra algo, es que estamos en una situación de africanización. No vamos, estamos ya. Es muy lamentable haber sido el país más rico de América Latina y tener que compararnos con África. No es el petróleo ni el oro lo que te hace rico. Si usted va a las zonas mineras de Guayana, son poblaciones absolutamente miserables. Los pobladores creen que se han hecho ricos y no tienen ni siquiera agua para beber, porque la envenenaron con el mercurio.

 

Con información de Alberto News

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