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Marruecos decreta tres días de luto nacional tras el terremoto y aumenta el número de víctimas fatales

Aumenta el número de muertos por el terremoto en Marruecos y se declara luto nacional por tres días

La magnitud de la tragedia ha llevado a la Cruz Roja a advertir que la reconstrucción de las zonas afectadas podría extenderse durante años, un testimonio sombrío de la magnitud de la destrucción. Trágicamente, el Ministerio del Interior ha hecho público el sombrío recuento de víctimas del devastador terremoto que ha sacudido las entrañas de Marruecos, elevando el número de fallecidos a un desgarrador total de 1.037 personas. Además, más de 1.200 individuos han resultado heridos en esta catástrofe telúrica, de los cuales 721 están luchando por sus vidas en estado grave.

El epicentro de esta fuerza desatada por la naturaleza, con una intensidad de siete grados en la escala Richter, se ha localizado en la pintoresca localidad de Ighil, anidada a unos 80 kilómetros al suroeste de la emblemática ciudad de Marrakech. Con una profundidad de tan solo 8 kilómetros, este cataclismo ha desencadenado una secuencia de eventos devastadores que han dejado a su paso un rastro de muerte y desolación. El Gobierno de Marruecos, conmovido por semejante tragedia, ha decretado tres días de luto nacional, una medida que busca honrar la memoria de los caídos y consolar a una nación sumida en el dolor.

En medio de esta tragedia de proporciones épicas, la comunidad española ha recibido un rayo de esperanza. Según el ministro en funciones de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, hasta el momento no se ha registrado ninguna víctima entre los ciudadanos españoles. Alrededor de 18.000 compatriotas residen en Marruecos, y aunque la información es provisional, se albergan esperanzas de que se mantenga este alivio en medio de tan desgarradora situación.

La voz valiente de Irene Seixas se alza entre los supervivientes, una española que experimentó de primera mano la furia desatada por el terremoto. “Nos encontrábamos inmersos en el bullicio de la medina cuando, de repente, todo se desplomó a nuestro alrededor”, relató con voz entrecortada. Afortunadamente, el riad donde se hospedaba Seixas resistió el embate de la tragedia gracias a una reciente remodelación. Sin embargo, los edificios vecinos no corrieron con igual suerte y se desmoronaron por completo, dejando una estela de polvo y desesperación. En medio de este panorama caótico, la determinación de sobrevivir los impulsó a salir a la calle en busca de seguridad y refugio. Enfrentaron angustia y desesperación mientras intentaban encontrar una vía de escape, pero se encontraron con la cruda realidad de la escasez de vuelos disponibles. En cuestión de minutos, todas las opciones se agotaron, y solo a través de la adquisición de boletos a precios exorbitantes, superando la barrera de los mil euros, lograron asegurarse un viaje de retorno a la esperanza.

La desolación se ha apoderado de Marruecos tras este desastre natural de proporciones épicas, y la tarea de reconstrucción se alza como un desafío monumental. Las autoridades y organizaciones pertinentes están volcando todos sus esfuerzos en brindar apoyo a las víctimas y restaurar la normalidad en las zonas afectadas. En medio del dolor y la devastación, la solidaridad y el espíritu de supervivencia se entrelazan en un abrazo de resiliencia que buscará reconstruir, paso a paso, los cimientos de una nación en duelo.

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