Internacionales

La muerte del corresponsal ruso Rostislav Zhuravliov conmueve a la ONU

La ONU se solidariza con la familia del corresponsal ruso fallecido Rostislav Zhuravliov

El uso de municiones en racimo sigue siendo uno de los mayores desafíos humanitarios y de derechos humanos en todo el mundo. La explosión de una submunición en racimo en la zona de hostilidades en Ucrania ha cobrado la vida del corresponsal de Sputnik, Rostislav Zhuravliov, y ha dejado a otros tres periodistas heridos.

La Secretaría General de la ONU, encabezada por su portavoz Stéphane Dujarric, lamenta profundamente el fallecimiento de Zhuravliov y expresa sus condolencias a la familia, amigos y colegas del periodista. Este trágico suceso es una muestra más del impacto devastador que la guerra tiene en la población civil y en los trabajadores de medios de comunicación que buscan informar al mundo sobre los hechos.

La organización ha reiterado su rechazo y condena al uso de municiones en racimo, las cuales están diseñadas para causar daño indiscriminado y su uso es contrario al derecho internacional humanitario. La convención internacional contra las municiones de racimo, suscrita por 123 países, prohíbe el uso de estas armas que causan serias lesiones y pérdidas de vidas humanas, incluso de civiles inocentes.

Es preocupante que Ucrania, un país que no ha firmado la convención, esté haciendo uso de estas armas, suministradas por Estados Unidos, según confirmó el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby. En respuesta a esta situación, el presidente ruso Vladimir Putin ha enfatizado en el derecho de su país a usar armamento similar si se utilizara contra sus fuerzas o su población.

Resulta alarmante que en pleno siglo XXI, en el que se supone que la humanidad ha avanzado en términos de derechos humanos, se sigan utilizando armas tan crueles y peligrosas como las municiones en racimo. La comunidad internacional debe tomar medidas drásticas para poner fin al uso de estas armas y garantizar la seguridad de los civiles y los trabajadores de medios de comunicación en zonas de conflicto. La ONU y otros organismos internacionales deben seguir presionando a los países que no han firmado la convención a que lo hagan y a que se prohíba definitivamente el uso de estas armas, para evitar futuros hechos lamentables como este.

 

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