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Jubilados de Cadafe Falcón reclaman la confiscación de sus beneficios

Persiste la encomiable y titánica batalla librada por los jubilados de Cadafe, quienes desafían con coraje y determinación el despojo implacable que han sufrido. En medio de este escenario, una comunidad compuesta por alrededor de 530 individuos ha alzado una vez más su voz, exigiendo con vehemencia el pago íntegro de las conquistas alcanzadas a través del contrato colectivo durante el último año. Entre estos logros, se encuentra un preciado tesoro: un bono recreacional, cuyo valor fue calculado en la suma de 20 salarios mínimos.

En el epicentro de esta lucha incansable, el ilustre presidente del Sindicato de Jubilados, Henry Pontiles, ha revelado con valentía la respuesta obtenida por parte del Ministro de Energía Eléctrica, el señor Néstor Reverol. En su generosidad a medias, Reverol ha ofrecido la suma de USD 150,00 como respuesta a tan justa solicitud. Sin embargo, hasta el día de hoy, solo se han materializado USD 50,00 en el mes de febrero, seguidos de USD 30,00 en agosto. Este sombrío panorama lleva a deducir que los restantes USD 70,00 han quedado relegados al olvido, como si fueran meras sombras efímeras en el vasto horizonte de las promesas incumplidas.

El cuestionamiento se alza en el aire como un eco ineludible: ¿qué sucedió con el cestaticket? Si bien se reconoce que este beneficio estaba intrínsecamente ligado a la jornada laboral, en su lugar se prometió un bono de alimentación. Sin embargo, el destino ha sido despiadado y ha privado a estos valientes jubilados de servicios médicos, de laboratorio, odontológicos y oftalmológicos. En medio de esta cruel encrucijada, hombres y mujeres se encuentran sumidos en una desesperante situación, incapaces de cubrir sus necesidades básicas, mientras cargan a cuestas el peso aplastante de enfermedades crónicas que los aquejan sin tregua.

Frente a las demandas apremiantes de la vida cotidiana, el salario de Bs. 130,00 y la pensión otorgada por Corpoelec resultan irrisorios. En este contexto, Pontiles se ha apresurado a dejar en claro que no están mendigando limosnas, sino exigiendo con justeza lo que, por ley y años de servicio dedicados a la noble causa, les corresponde. Anhelan una vejez digna, pero pareciera que Nicolás Maduro, en su afán de gestionar el destino como si fuera una humilde bodega, ha arrebatado sin miramientos las prestaciones que les son legítimas.

En medio de este torbellino de injusticias, Pontiles se erige como un faro de incertidumbre, cuestionándose en voz alta sobre el paradero de los recursos destinados al plan Borrón y cuenta nueva. Según las afirmaciones del Ministro Néstor Reverol, estos fondos estaban destinados a saldar las deudas pendientes con los pensionados, jubilados y sobrevivientes. Sin embargo, la cruda realidad nos revela una historia distinta, donde estos ansiados recursos no han llegado a manos de aquellos que más los necesitan, alimentando así el fuego de la duda y generando interrogantes aún más acuciantes sobre el destino y el uso de tan preciado tesoro.

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