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Histórica huelga en tres grandes fábricas de autos pone en riesgo la economía de EE.UU.

Amenaza a la economía de EEUU: histórica huelga paraliza tres grandes fábricas de autos

Histórica huelga paraliza plantas automotrices en Estados Unidos, bajo el liderazgo del influyente sindicato que representa a los tres principales fabricantes de automóviles del país. Este movimiento sin precedentes tiene como objetivo principal exigir un aumento salarial, planteando así una amenaza tanto para la economía como para el impulso político del presidente Joe Biden en su búsqueda de la reelección.

Shawn Fain, presidente del poderoso sindicato United Auto Workers (UAW), anunció los tres sitios estratégicos seleccionados para iniciar el paro: una planta de General Motors, otra de Stellantis y una más perteneciente a Ford. Frente a la planta de Ford en Wayne, en la emblemática región de Detroit, los empleados y miembros del sindicato se congregaron con bocinas y aplausos para recibir a Fain, una figura destacada en esta batalla laboral.

Es la primera vez en la historia que el sindicato lleva a cabo una huelga simultánea en los denominados “Tres Grandes”. Las otras dos plantas que se suman a este paro son la instalación de ensamblaje de GM en Wentzville, Misuri, y la de Stellantis en Toledo, Ohio. Se estima que alrededor de 12.700 empleados estarán en huelga este viernes, un número significativo que evidencia la fuerza y determinación de los trabajadores.

El sindicato advierte que este movimiento podría expandirse aún más, por lo que insta a los aproximadamente 146.000 miembros sindicalizados que laboran para estos fabricantes a estar preparados para unirse a la huelga, dependiendo del progreso de las negociaciones en curso.

Según un análisis realizado por la prestigiosa consultora Anderson Economic Group (AEG), una huelga de diez días podría ocasionar pérdidas económicas superiores a los 5.000 millones de dólares para la economía estadounidense, un impacto significativo que resalta la gravedad de esta situación.

Las negociaciones para establecer nuevos convenios colectivos por un período de cuatro años entre los sindicatos y los fabricantes automotrices comenzaron hace dos meses. Los empleados del sector están exigiendo incrementos salariales y mayores beneficios, mientras que los fabricantes, a pesar de haber obtenido ganancias en los últimos años, han mostrado una postura más restrictiva tras la crisis financiera de 2008.

El UAW está solicitando un aumento salarial de aproximadamente el 40% durante el transcurso de cuatro años, mientras que los fabricantes no han superado el 20% (en el caso de Ford), según lo señalado por el sindicato. Asimismo, los fabricantes han rechazado conceder días adicionales de vacaciones y aumentar las pensiones, las cuales son proporcionadas mediante fondos específicos de cada empresa.

Por su parte, las compañías automotrices han presentado lo que consideran como ofertas competitivas, las cuales incluyen incrementos salariales significativos, participación en los beneficios empresariales y atención médica de calidad. Sin embargo, el sindicato ha manifestado su decepción y se ha negado a comprometerse en aras de llegar a un acuerdo que sea percibido como justo por ambas partes.

En medio de este complejo panorama, el presidente Biden ha buscado mediar en el conflicto y ha sostenido conversaciones telefónicas con el líder del sindicato y los altos ejecutivos de las compañías automotrices involucradas. En agosto, Biden expresó su firme deseo de lograr un acuerdo equitativo que fortalezca los derechos de los trabajadores durante la transición hacia la producción de vehículos eléctricos, beneficiando así a todas las partes involucradas en esta contienda laboral de gran envergadura.

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