Sucesos

El conmovedor caso que estremeció a Guarenas: violó y mató a su hijastra y luego se fue a un matrimonio

Carlos Gabriel Herrera Millazo abusó sexualmente de Sofía en varias ocasiones, y esa noche lanzó su cuerpo al vacío mientras estaba presuntamente desmayada. Su madre le ayudó a encubrir el atroz crimen. Han pasado 9 meses y el juicio ni siquiera ha empezado. Erlymar pide que se haga justicia, aunque sabe que los 30 años de cárcel que representan la pena máxima en nuestro país, no podrán devolverle a su pequeña ni acabarán con el profundo vacío que le dejó esta perdida: «se llevó parte de mi vida»

por Anaísa Rodríguez/El Cooperante

La noche del 24 de enero de 2022, el infierno en la tierra cobró forma para Erlymar Romero. A través de una llamada de una prima de su esposo y padre de su hijo menor, recibió la tormentosa noticia de que su hija de tan solo 12 años, Sofía se había suicidado lanzándose del piso 7 donde estaba al cuidado de su padrastro. Ella no entendía nada de lo que estaba pasando y de inmediato, tomó un vuelo a Venezuela. Meses antes se había ido a Estados Unidos a trabajar para poder llevarse a todo el núcleo familiar. Hoy entendió que lo que pasó esa noche no fue un accidente, no fue un suicidio, sino un horror: Carlos Gabriel Herrera Millazo abusó sexualmente de Sofía en varias ocasiones, y esa noche lanzó su cuerpo al vacío mientras estaba presuntamente desmayada. Su madre le ayudó a encubrir el atroz crimen. Han pasado 9 meses y el juicio ni siquiera ha empezado. Erlymar pide que se haga justicia, aunque sabe que los 30 años de cárcel que representan la pena máxima en nuestro país, no podrán devolverle a su pequeña ni acabarán con el profundo vacío que le dejó esta perdida: «se llevó parte de mi vida».

El lunes 31 de enero, Carlos Herrera (30) y su madre Lorena Millazo Isturiz (52), quedaron detenidos por el femicidio de Sofía. Había pasado solo una semana, y gracias a investigaciones de los cuerpos de seguridad, ambos quedaron al descubierto. Fueron ellos los que dijeron que Sofía se suicidó y hasta escribió una carta. No fue así.

Desde el dolor que la embarga, Erlymar ofreció a El Cooperante, detalles inéditos sobre el caso. Explicó las circunstancias en las que se dió su viaje a Estados Unidos y que faltaban pocos días para que Sofía, su hermano de un año y Carlos Herrera, empezaran una nueva vida en territorio norteamericano. Él acabó con todo eso. Tras perpetrar el crimen, intentó ocultarlo, con la ayuda de su madre. Nunca lloró, nunca mostró un signo de arrepentimiento y hasta fue a una boda familiar, sin guardar luto.

Pese a que tiene orden de traslado a la cárcel Rodeo III en Guatire, estado Miranda, desde mayo, él permanece recluido en la sede de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en San Agustín, Caracas. Erlymar solo pide que se haga justicia, ya que el informe forense reveló que la niña fue abusada sexualmente y golpeada antes de morir. Debido a diversos retrasos el juicio tampoco ha empezado, retardando la condena y por ende, el suplicio de toda su familia.

En medio de todos los casos de femicidio y abuso sexual infantil que han ocurrido en el país, hizo un llamado a padres, madres. «No podemos confiar en nadie porque puede ser un padrastro, puede ser un tío, un abuelo, una mamá, un papá. Los adultos debemos salir a trabajar y dejar a los niños al cuidado de alguien, hay que estar atentos a lo que dicen los niños, pero basta de juzgar a las víctimas, la culpa es del culpable y esto no se puede seguir justificando».

– Para empezar, quisiera saber ¿Cómo usted conoció a Carlos Herrera y cómo era su relación?

– Nos conocimos en el año 2017, vivíamos en Ecuador, nos hicimos amigos, él era una persona muy respetuosa, con el tiempo empezamos a salir, empezó a ir a mi casa y se podría decir que iniciamos una relación. Yo estaba con toda mi familia, mis hermanos, mi papá, mi mamá y mis hijas, Sofía y mi hija mayor. Él estaba allá solo con su papá. Nos hicimos novios y al tiempo, se mudó con nosotros, vivíamos todos en la misma casa y la relación era normal, era buena, familiar. Él trabajaba, yo tenía negocios, siempre estábamos juntos, las niñas a su colegio, luego conmigo, con mi mamá, todo bien.

Incluso, la hermana de Carlos que se llama Gabriela Herrera se hizo muy amiga de mi hija mayor, salían juntas, andaban para arriba y para abajo, se hicieron buenas amigas, iba para mi casa, se quedaba en mi casa. En 2019, nos mudamos solos a un apartamento y a finales de 2020, mi hija mayor se va a España a estudiar porque allá vive su papá y yo me vengo con Sofía, mi hijo pequeño que es hijo de Carlos y con él a Venezuela. Cuando llegamos a Venezuela es que yo conozco a su mamá, estuvimos en abril, mayo y junio viviendo en su casa en Menca, y empezamos a planear el viaje a Estados Unidos, viendo que mucha gente estaba cruzando por la frontera y no los estaban deportando. Yo le dije «¿por qué no cruzas tú? y yo me quedo acá con los niños» y me dijo «no, para ti es más fácil pedir asilo porque tienes visa, vete y yo me quedo con los niños».

Él quería quedarse con el niño y yo le dije que Sofía se quedara entonces con mis hermanas, pero la niña no quería dejar solo a su hermano y acordamos que iban a estar bien en la casa de Guarenas porque estaba Lorena, su hermana Gabriela y la niña iba poder ir a su colegio, estar con su hermano y Carlos se dedicaría a cuidarlos y cada dos semanas llevaría a ver a mis hermanas al estado Aragua, y que ellas también podían visitar a los niños. Dejando todo bajo acuerdo, me fui a Estados Unidos para tramitar el viaje de todos y establecernos allá. Me llevé toda la documentación y empecé el trámite, en unos meses me llevé a mi hija mayor porque como tiene residencia española, pudo entrar de una vez y metimos los papeles para pedir a los niños y a Carlos, cuando Sofía fue asesinada faltaban pocos días para completar el trámite del pasaporte.

– ¿A qué se dedicaba Carlos Herrera? ¿Cómo era la relación de ustedes y la relación de él con las niñas, con Sofía y tu hija mayor? ¿Alguna vez notaste algo extraño en su forma de ser?

– Él es graduado de bachiller y aquí en Venezuela hasta donde yo tengo entendido trabajó para Movistar. En Ecuador, el tiempo que estuvimos allá trabajó como capacitador para la compañía Claro. Con ellas dos la relación era normal, pero obviamente ninguna le dijo papá porque ellas tienen sus papás y mi padre era el papá de ella. Nunca tuvieron problemas y la relación era normal, era tranquila, nunca demostró ningún rasgo o comportamiento que pudiera decirte yo, de alerta.

Lo único es que cambiaba muchísimo de temperamento, cuando se molestaba, a veces, se ponía súper molesto, fúrico. Si yo hubiese visto alguna actitud extraña, nunca les hubiera dejado a los niños.

– En los meses que estuviste en Estados Unidos ¿Cómo fue su relación? ¿Y cuándo tus hermanas veían a los niños, cómo estaban?

– Ok, esa es una pregunta interesante porque todo el tiempo que yo estuve fuera, él solo llevó a los niños una sola vez, decía que él niño no podía dormir sin él, o inventaba cualquier excusa. Si no, dejaba que fuera solo Sofía, pero no dejaba ir al niño, tal vez temía que estando los dos niños juntos, ella le iba a decir a mi familia lo que estaba pasando porque presumimos que él tenía amenazada a Sofía con hacerle daño a su hermanito.

Sofía nunca dijo nada, ella estaba feliz como siempre, pero lo único que te puedo decir que a mí me pareció extraño es que los últimos meses, ella siempre quería estar con su hermano, quería estar con él todo el tiempo. Yo con ellos hablaba todos los días, los llamaba hasta siete, ocho veces al día, yo los veía en la mañana por video llamada, la niña antes de salir al colegio me avisaba, él la llevaba y él la buscaba y él me llamaba, llegaban, yo los veía que ya habían llegado del colegio, los veía comiendo. Como te digo todo estaba monitoreado. Además, la relación con Lorena también era normal, me escribía, hablábamos.

Todo el tiempo que estuve allá trabajando de Uber, en carpintería, en Amazon, cubría todos los gastos, les compraba ropa, les mandaba cajas full de cosas. Pagué los pasaportes de él y de los niños y ya estaban listos. Sin embargo, entre noviembre y diciembre yo me enfermé por tanto estrés, quería estar con mis hijos y empecé a sufrir de ansiedad porque quería regresar a Venezuela y le dije que me quería venir y él decía «no, no te puedes venir, aguanta que ya falta poco». Nunca me entendió. Inclusive le dije para irnos todos a Ecuador y de allí esperar los papeles para irnos a Estados Unidos, pero él no quiso.

Al yo cubrir todos los gastos del colegio, de los niños, de él, trabajando muy duro de lo que fuera, su única obligación era cuidar de ellos, ayudar a Sofía con sus tareas, enseñar al niño a ir al baño, pero nada de eso pasó.

– ¿Cómo fue ese último día? ¿Cómo te enteraste de lo que pasó? ¿Qué fue lo último que te dijo Sofía?

– Ese día era lunes, ella no tenía clases los lunes, si no los martes, jueves y viernes. Ese lunes en la mañana como estaba en casa, hicimos una videollamada, hablé con ella y con su hermano porque Carlos había salido con la mamá a hacer un trámite de una casa que estaban vendiendo. El día transcurrió normal y esa noche me llamó para despedirse pero yo estaba hablando con una hermana cristiana y cuando colgué a los 20 minutos e iba a llamar a Sofía, ya ella me había enviado una nota de voz despidiéndose. Eran las 9:34 p.m. y yo entendí que ya se había dormido. Y me había enviado una nota de voz, me dijo «mami, me voy a dormir, te amo mucho descansa, hablamos mañana». O sea, una niña súper normal, con todo el amor del mundo.

Yo le respondí, me bañé, me cambié y a las 10:30 p.m. escucho cuando le suena el teléfono a mi mamá, pero me llama la atención que mi mamá decía «¿quién es?». Resulta que era una prima de Carlos que se llama Aida que vive como a cuatro edificios. Mi mamá dice «¿Qué pasa? ¿Qué le pasó a Sofía? Y le dice -en altavoz- No, no está bien,  Carlos tuvo un accidente con Sofía. «¿Cómo que un accidente con Sofía? ¿Qué está pasando?», preguntó mi mamá. En ese punto yo sentía que el corazón se me iba a salir del pecho y empecé a preguntar «¿Qué  está pasando con mi hija?». Mi mamá le dice «dígame si la niña está bien», y ella le dice «Sofía se murió, Sofía se lanzó por la ventana».

Yo decía eso es mentira, mi hija no hizo eso, si acaba de enviarme un mensaje. Yo quedé en shock, mis oídos retumbaban, yo decía eso es mentira, eso es mentira, mi hija me acaba de mandar una nota de voz, ella no pudo hacer nada de eso y bueno, me volví como loca, me dio una crisis, destrocé el apartamento y lo único que le dije a mis papás era que me iba, que me venía a Venezuela. A las 11:00 p.m., mi papá ya me estaba comprando boletos. Mi hija mayor me ayudó a arreglar la maleta, ella fue la que la hizo todo y a las 5:00 a.m. ya estaba saliendo del aeropuerto de Estados Unidos a Panamá, y a las 2:00 p.m. del martes ya yo estaba aquí en Venezuela.

Esa noche que nos enteramos, mis hermanas se fueron desde Cagua a Caracas, pero cuando llegaron a Guarenas, al edificio en Menca, la que bajó fue Lorena y ella los mantuvo media hora abajo, no los dejaban subir, hasta que mi hermana se molestó y le dijo que querían subir porque queremos ver qué fue lo que pasó y fue entonces cuando ella los dejó subir a la casa.

– ¿Quién es la prima de Carlos que llamó a tu mamá? ¿Nunca hablaste con él en ese momento? ¿Con su mamá hablaste? ¿Qué te decía?

– Ella es una enfermera que vive como a cuatro edificios de ellos, ella no vive allí. O sea, ellos me llamaron después de que ya habían recogido el cuerpo porque cuando Sofía me envío la nota de voz eran las 9:50 p.m. y eso fue inmediatamente. Allí mismo, llamaron a mi mamá. Presumimos que ella mandando la nota de voz y él entró al cuarto de ella.

Sobre si hablamos, él nunca me contestó el teléfono, pero yo le dije no sé qué le pasó a Sofía, no sé qué le hiciste a Sofía pero me las vas a pagar. Su mamá lo único que me dijo es que ella no entendía qué había pasado porque ella estaba dormida porque se había tomado unas pastillas para la garganta y de repente, escuchó a Carlos gritar «Sofía, Sofía».

Eso fue todo lo que ella me dijo en ese momento, pero claro, luego cambiaron mucho las versiones. Dijeron que se escuchó un golpe de un choque y que él se paró ¿Verdad? Y cuando él se paró él escuchó ay se lanzó y que él se asomó por el balcón y vio que había alguien tirado y que él pensó en Sofía y que cuando entra al cuarto, no estaba Sofía.

Otra versión es que él buscó a Sofía y no estaba y empezó a gritar y en eso, se despertó la mamá y que él fue el que bajó y la mamá se quedó arriba en el apartamento con el niño. Luego dijeron que habían escuchado un golpe, que se asomaron y Sofía no estaba y que los dos bajaron y dejaron al niño solo en el apartamento con las puertas abiertas y todo. Dieron muchas versiones.

Otro detalle es que cuando me están interrogando en el DIP que el oficial me pregunta que si yo he visto algo extraño, yo le digo que sí que Carlos tenía unos rasguños en su brazo derecho y le expliqué que cuando le pregunte a Carlos qué eran esas marcas el día que íbamos a enterrar la niña, él me dijo que habían sido los vecinos que lo habían agarrado y luego cuando lo interroga el oficial, él dice que no, que esos rasguños se los hizo el bebé y cuando lo hacen la medicatura forense, él tiene rasguños en el brazo, tiene otros por el pecho, tiene como un hematoma y todos tenían justamente 8 días, los ocho días del asesinato de Sofía.

Él le dijo al oficial a mí nunca me preguntó nada, cuando el oficial se acerca a mí para decirme que si es verdad, yo le dije no, claro que sí, se lo dije, si quiere lléveme donde está él para confrontarlo y él me dijo no, no te preocupes, yo sé que tú me estás diciendo la verdad.

– Yo he ido a Menca de Leoni y esas ventanas son estrechas ¿Cómo pudo lanzarse?

– Lo que pasa es que la ventana del cuarto donde ella estaba es una ventana modificada, es una ventana corrediza de dos vidrios grandes, pero ella no se pudo haber lanzado porque para poderte montar en esa ventana tenías que haber puesto un banco y lanzarse, pero no había ningún banco, no había nada. Pero ellos dijeron que se lanzó por ahí.

Lo que presumimos según los informes es que ella fue lanzada desmayada, ella fue abusada media horas antes de la muerte y golpeada, tenía lesiones, pero estaba viva. Eso se presume, se comprobará durante el juicio si fue así o no.

– ¿Cómo los detienen a ellos? ¿Cómo pasó la versión del suicidio a un femicidio?

–  Ellos fueron detenidos justamente una semana después, pero eso pasó de la siguiente manera: yo llegué a Caracas y quien me recibe en el aeropuerto son mis hermanas y mi bebé. No habían pasado ni 24 horas y él estaba encargándose del cuerpo, arreglando todo y para trasladar el cuerpo rápido a Aragua. Por eso supuestamente no fue a recibirme. Al llegar al edificio casi me desmayo, ellos me retuvieron abajo y al rato fue que me dejaron subir, le tuve que pegar gritos para que me entregaran el celular de Sofía que nunca se lo dio a la policía.

La policía me interrogó pero solo me hicieron tres preguntas, me enseñaron las cartas que supuestamente había escrito Sofía, pero todo lo demás lo escribieron ellos en la declaración y solo me dijeron firme aquí aprovechándose de como yo estaba porque estaba destruida, no quería que me preguntaran nada. Les pregunté que cómo salieron los exámenes forenses y ellos me dijeron que mi hija estaba bien, nunca hablaron de abuso.

Cuando voy saliendo ese día del interrogatorio, él iba llegando con su tío, una prima y el novio, y me dijo que me adelantara porque tenían que entregar algo allí, un sobre. Yo me fui a la casa de ellos, me recibió su mamá con una sopa, obviamente yo no había comido nada en todo el día, me dieron una sopa y la llamaron por teléfono un tío que se llama Nelson, preguntando por Carlos pero él no había llegado todavía. Apenas llegó, la mamá le dijo que lo llamó Nelson y él dijo «sí, tengo que hablar con él urgente». Es allí donde yo veo algo raro y lo confronto porque no estaba entendiendo nada.

Luego, cuando teníamos el cuerpo listo para bajar a Cagua y enterrar a la niña yo pensé que iba a bajar su familia, pero me dijo que no y que ni siquiera él iba a ir porque tenía que estar con su mamá que estaba mal, yo le dije está bien, quédate con tu mamá pero yo me llevó al niño y cuando él ve que me estoy arreglando me dice no, yo voy contigo y más atrás la mamá. Yo creo que ellos querían escaparse.

Cuando estamos en el funeral, yo dentro de mi dolor sabía que algo no estaba bien, como una mala espina. Ellos nunca se acercaban al ataúd de la niña. La señora nunca lloró. Siempre estuvo sentada afuera. Y como te digo siempre dando una versión distinta.

– ¿Y él lloró a Sofía?

– Una sola vez y porque yo le dije ¿Sabes? Es muy raro que tú no llores nada por Sofía, si tu decías que era como tu hija y me dijo es que tú no sabes lo que pasó, el trauma que yo tengo, tú no sabes lo que yo siento, quiso hacerse la víctima y medio se le salieron unas lágrimas.

– Disculpa la pregunta, pero ¿Sofía fue velada cómo?

– La niña quedó intacta, yo la pude velar tres días, yo misma la maquillé con todo el dolor de mi alma, pero yo la maquillé. La quería tener  conmigo hasta el último momento y no quedó desfiguraba, yo creo mucho en Dios y a mi hija la atajaron unos ángeles porque mi hija quedó perfecta, quedo intacta. Solo tenía un rasguñito en la frente, y golpe, un morado en el ojo, se notaba que había sido golpeada. Pero sé que a pesar de todo lo que vivió, Dios estuvo ahí.

– Gracias por confiarnos eso. ¿Cómo actuaron ellos en el funeral?

– Al momento de despedir a Sofía yo quería que todos mis hermanos estuvieran conmigo, estábamos los cinco alrededor, pero yo sentí que alguien me tocó el hombro y sentí como un frío, un vacío, y cuando voltee era Carlos. Yo sentí en ese momento una indignación y le dije tú mataste a mi hija, por tu culpa mi hija está allí en ese ataúd.

Además, en un punto yo le pedí a una de mis tías que agarrara al bebé para que Lorena pudiera despedirse de la niña, pero no se acercó. Todo el tiempo fue así, evitando verla. Después de eso, me dijeron que tenían que devolverse a Caracas porque le harían una prueba por lo de las cartas de la niña y yo pensaba que luego se devolvían a estar conmigo y me dijo que no porque su tío se casaba, que tenían que ir a la boda.

O sea, que se acababa de morir mi hija y el hombre que tenía cinco años viviendo con nosotras se tenía que ir a una boda. Ya eran demasiadas cosas, en mi mente no cabía lo que estaba pasando y sabía que había algo extraño. Ellos se fueron a Menca, lavaron la ropa de la niña, lavaron todas las sábanas, lavaron todo, y él me dijo que me había hecho el favor de lavar la ropa y le dije ¿Qué te pasa? Lavaste las cosas de mi hija, si yo te dije que no tocaras nada de mi hija, nada. Y solo inventó que había llegado el agua y aprovecharon, mentira, obviamente fueron a limpiar todo.

En ese punto ellos creían que se habían salido con la suya, para ir a la boda, Carlos se cortó el cabello, hasta se compró un zarcillo y me estaba mandando fotos y ella se pintó la boca de rojo, allí no había luto por ningún lado. Yo estaba indignada.

– ¿No le reclamaste?

– Cuando se terminó la boda, él regresa y me dice que si yo confío en él, y le dije mira no, yo no confío 100% en ti. Hasta que a mí la policía no me muestre las pruebas de que mi niña está bien, de que a mi niña no le hicieron nada de esto, allí es que yo voy a creer en ti, pero de resto no me lo pidas, no voy a creer en ti completamente. Entonces, me dijo yo mejor me voy y le dije, «bueno, sales por esa puerta y sabes que sales divorciándote y como el único sospechoso de la muerte de Sofía y te voy a seguir acusando y tercero, no vas a ver más al niño». Entonces, me pidió disculpas, me pidió hablar y me dijo que me apoyaría en todo y que yo me daría cuenta de que era inocente.

– ¿Cómo los detienen?

– Ya para el día lunes, había pasado una semana y nos citaron a la sede de la División de Investigaciones Penales (DIP) de la PNB, eso queda en Maripérez, nos llamaron porque nos estaban pidiendo la documentación del traslado del cuerpo de la niña. Nos fuimos, mi hermana, Carlos y yo. Cuando llegamos, veo a una señora muy parecida a Lorena -mamá de Carlos-, pero pensé que estaba loca, y resulta que no, que era ella que se había regresado desde Charallave para acompañarnos, supuestamente, y dijo que qué hacíamos allí si ese caso lo estaba llevando el Cicpc, no la DIP. Ellos se apartaron, seguían hablando por teléfono y mi hermana y yo nos quedamos extrañadas.

Al rato nos hacen pasar, solo a mi hermana, a él y a mí porque era a nosotros que nos habían citado, nos quitan nuestras identidades y preguntan «¿Quién es la mamá?», y piden que se salga el padrastro y mi hermana.

Cuando me quedé con los inspectores ellos me piden toda la documentación, la entrego, y ellos me dicen «¿Usted sabe qué le pasó a su hija? ¿Sabe de qué murió?»; y le dije sí claro, por la caída, tuvo una fractura en la base del cráneo y me dijeron «no, su hija fue asesinada, fue abusada, golpeada y no grite, no llore porque el culpable está allá afuera».

Me muestran el informe forense, empecé a leer, y el mundo se me vino abajo por completo, me derrumbé por ver el horror que había pasado Sofía, pero no entendía nada por qué lo había hecho y el oficial me dijo los asesinos están allá afuera y yo dije ¿Cómo que asesinos, allá afuera está es mi hermana? Y el oficial me dice, no, es la tía de la niña, una tía que vive allí. Yo les expliqué que ella tiene 20 años, es la hermana de él pero hace 4 días antes la sacaron del país hacia Argentina.

Yo le digo en el apartamento estaban él, su mamá y mi hijo pequeño. Y su mamá estaba afuera. En ese momento, los aprehenden a los dos y a mi hermana por investigaciones, pero ellos dijeron que hablarían con el fiscal porque ella no tenía nada que ver, la soltaron a los días.

Cuando le dicen a Lorena que estaba detenida por complicidad, empezó a gritar, se volvió como loca y decía «por culpa de esa maldita niña». No quería que le pusieran las esposas, llamó al hermano y le decía que la tenía que sacar de allí, que moviera cielo y tierra. A Carlos no vi cuando lo aprehendieron porque me pusieron es resguardo.

– Él está acusado de femicidio y abuso sexual. ¿Cuáles son los delitos que le imputan a ella?

– El de cómplice innecesario para femicidio, o sea que si ella hubiera estado o no, igual él la habría matado. Pero más allá de eso, del delito, ella tenía que haber sabido lo que estaba pasando porque ellos no tienen puertas, usan puertas plegables y todo se escucha. Es imposible que no escuchara nada y aparte, las actitudes, todo lo que pasó los días siguientes, andaban de arriba para abajo, inclusive dormían juntos. Una actitud demasiado comprometedora.

– ¿Cómo llegó la investigación al DIP? ¿Cómo los descubrieron y por qué no fue al momento?

– Un familiar de ellos pertenece al cuerpo de seguridad que tomó el caso, por eso intentaron cubrir todo, hacerlo ver como un suicidio, pero es en la autopsia cuando se dan cuenta de todo y la forense notificó al fiscal 21 de Guarenas, Andrés Navarro y él contactó al DIP e iniciaron las investigaciones. Obviamente, ellos nunca pensaron eso, pensaron que se saldrían con la suya. No contaban con qué investigarían a fondo lo que había pasado.

– Usted ha denunciado públicamente que Carlos Millazo goza de privilegios en el calabozo donde está, inclusive teléfono. ¿Ha tenido comunicación con él o con su familia?

– No, nunca hemos hablado. Sí sé que está usando sus redes sociales porque obviamente era mi esposo, tenemos mensajes guardados y cuando cambia la foto de perfil me aparece, también cambió el nombre. Eso demuestra que está usando sus redes sociales. Y con su familia terrible, ellos lo están apoyando en toda esta atrocidad, inclusive el papá de Carlos me acusó  de que supuestamente yo lo mandé a matar dentro de la cárcel y yo denuncié eso en la Fiscalía. Apenas llegó al país, que se vino de Ecuador corriendo me empezó a insultar, a mandarme mensajes y en una de las audiencias, fuera de los tribunales se agarró el miembro, me amenazó de muerte, se volvió como loco. Yo lo acusé en Fiscalía General y tiene medidas que le impiden acercarse a mí, al bebé y a nadie de mi familia, pero todavía no han hecho ninguna audiencia.

– ¿Cómo va el proceso judicial? ¿Qué falta para que se inicie el juicio?

– El juicio tenía que haber comenzado desde el 23 de agosto, primero lo pospusieron porque el juez tenía un plan cayapa. Después de eso, ellos no tenían abogado y aplazaron la audiencia, la siguiente semana fue porque cambiaron la secretaria y según su secretaria no sabía nada y la última fue ahorita el 28 de septiembre y el juez pidió más tiempo porque este es un caso de conmoción nacional, que necesita que le dedique mucho tiempo y que necesitaba mes y medio. Esperamos que el juicio empiece el 9 de noviembre. Cuando ya se habrán cumplido 10 meses.

– Durante los últimos días han salido a la luz pública decenas de femicidios, abuso sexual contra niñas y niños por parte de familiares. Desde tu experiencia ¿Cuál es el mensaje que les das a las madres? ¿Cuál es el mensaje que le las familias?

– Sí, es muy lamentable todo lo que está pasando y lo que te puedo decir es que debemos entender que no podemos confiar en nadie, porque Carlos fue un padrastro, pero puede ser un tío, un abuelo, una mamá, un papá. Los padres tenemos que a salir a trabajar y dejar a nuestros hijos al cuidado de alguien.

No se trata de que yo haya estado fuera del país, porque cualquier mujer que esté casada con otro hombre y que tenga que irse al trabajo y dejar a su hijo cuidándolo, corre el riesgo. El punto es que estos casos no se pueden quedar en quién tiene la culpa o justificarlo a través de esto. Un acto tan atroz no tiene justificación, debemos dejar de ser cómplices, de justificar lo injustificable y poner más atención en los niños, cuando un niño diga que no quiere, cuando un niño te diga que un adulto no le parece, cuando un niño no se quiera quedar con alguien. Es algo inevitable salir a trabajar. El punto es que vivimos en un mundo loco y esto me ha enseñado que no se puede confiar en nadie. Debemos estar atentos a lo que nos dicen los niños, al colegio, a los amiguitos. Esto puede pasar en cualquier entorno.

Al principio recibí muchísimos mensajes de gente juzgándome porque las redes sociales se han convertido en eso, en tribunales, donde cualquier extraño te dice si eres culpable o no, me decían que yo debía estar presa, que yo era culpable y yo no podía creerlo. Yo siempre estuve pendiente de mi hija, de mis hijos, todos en mi familia siempre estuvimos atentos, pendientes de ellos, mis hermanas siempre estuvieron pendiente de ellos, y él siempre buscaba la manera de evitar y frenar que se les acercaran.

Hoy entendemos porque él nunca quería que el niño estuviera con Sofía donde mis hermanas porque tal vez estando juntos, Sofía contaría lo que estaba pasando y entiendo tantas cosas. Esa misma semana que él mató a Sofía buscarían el pasaporte y le dije que después de eso, mis hermanas buscarían a los niños, sin excusas porque ya quedaba poco tiempo para que se fueran a Estados Unidos conmigo. Es cuando él se da cuenta que podía ser descubierto.

– ¿Tu niño cómo está? ¿Le hicieron exámenes a él también?

– Sí, él está bien, no sufrió ningún tipo de abuso, pero quedó muy afectado a pesar de su corta edad. Todos nosotros tenemos fotos de Sofía de protector de pantalla y él la ve, le da besos, la llama y empieza a decir Sofía, hermana. Todos los días habla de su hermana, no hay un día que no llame a su hermana, en cambio de ese hombre él ni se acuerda, ni pendiente.

Otra cosa es que ahora le da miedo ver a hombres con gorros, con capucha o cosas así, no sabemos qué habrá visto porque es muy pequeño, solo tiene 2 años, pero si tengo pensado que reciba atención especializada más adelante.

– En Venezuela la pena máxima es de treinta años ¿Crees que eso hará justicia?

– No, creo que en Venezuela debería reformarse el sistema y que se establezca cadena perpetua. Acabamos de ver un caso de un abuelo que violó a todas sus nietas y hasta las contagió de una enfermedad venérea y él solo recibió treinta años. Ese hombre merece morir en la cárcel, quedarse para siempre. No podemos seguir viviendo con este sistema porque pasan crímenes demasiado horribles para que reciban tan poco tiempo.

Por eso es tan importante hablar de lo que está pasando y no solo en Venezuela, sino en todo el mundo, deberíamos sumarnos y ser muchos más los portavoces a favor de la campaña de que los niños no se tocan, son sagrados, no más violencia, no más muerte y tampoco no más femicidios porque son muchas mujeres las que son asesinadas y matadas por su misma pareja.

Todos estos lamentables casos de víctimas e inocentes tienen que despertar al mundo y entender que hay que poner stop a todo esto.

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