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Devastador mar de fondo sumerge calles y casas de Amuay tras imperdonable “error de cálculo” en operativo de saneamiento

En el pintoresco rincón costero de Amuay, anualmente se enfrenta a un fenómeno natural temido y conocido como el mar de fondo o de leva. Durante este periodo climático, las aguas del océano desafían con vehemencia los límites establecidos, penetrando audazmente en las calles y viviendas, tal como describe José Díaz, un habitante local que ha sido testigo de esta desoladora escena en repetidas ocasiones.

Sin embargo, la reciente situación en Amuay ha sido agravada por un desafortunado acontecimiento: un derrame de crudo que ensombreció sus playas. Ante la apremiante necesidad de restaurar la pureza del entorno, las autoridades movilizaron maquinaria especializada en la limpieza del litoral. No obstante, en medio de esta noble tarea, se omitió un detalle de vital importancia, un descuido que ahora cobra un precio elevado.

Al emplear la maquinaria para eliminar las impurezas de la orilla, se cometió un error fatídico. El terreno fue inadvertidamente nivelado, eliminando sin saberlo una barrera natural que, durante los períodos de mar de fondo, servía como escudo protector contra las embravecidas olas. Como consecuencia directa de esta negligencia, las aguas enfurecidas se adentraron sin piedad en las moradas y las calles, transformando el sereno paisaje en un escenario acuático de caos y desolación. Los afectados, con temor y tristeza, relatan una crónica desgarradora de inundaciones que atormentaron sus hogares durante los angustiantes días del lunes y martes.

En medio de la desesperanza, los habitantes de Amuay anhelan fervientemente que, una vez que la onda tropical haya pasado y las lluvias hayan cesado, se emprenda la reconstrucción del muro de contención. Este anhelo se nutre de la esperanza de evitar que la angustia y el desamparo vuelvan a apoderarse de esta apacible comunidad costera, y de que las lecciones aprendidas sirvan como guía para futuras acciones preventivas.

La fragilidad de la naturaleza y la necesidad apremiante de protegerla se han vuelto aún más evidentes en Amuay. Este desafortunado incidente nos recuerda que la responsabilidad de preservar nuestros ecosistemas y garantizar la seguridad de nuestras comunidades recae en nuestras manos. Si bien el daño ya ha sido infligido, el verdadero desafío ahora radica en nuestra capacidad de sanar y reconstruir, con el objetivo de salvaguardar a Amuay de un futuro incierto y brindar a sus residentes una tranquilidad duradera.

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