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Comunidades del occidente del país solo recibieron una o dos veces gas doméstico durante 2020

Comunidades del occidente del país, como en los estados Lara y Falcón, han recibido durante todo el año 2020 solo una o dos veces gas doméstico.

Las bombonas tardan de 6 a 12 meses en llegar a las comunidades que están solventes con los pagos del servicio que registró un aumento de tarifas en el transcurso del año en Falcón, y cinco en Lara.

Durante la cuarentena por la pandemia del COVID-19, decretada por el Gobierno en marzo, se agravó la escasez de gas doméstico en ambos estados donde las gobernaciones tienen el control de la distribución del gas doméstico desde 2019.

En diciembre, no hay servicio en los 25 municipios de Falcón y los 9 municipios de Lara.

Frank Sánchez es vocero comunal de la urbanización Alta Vista en Cumarebo, Falcón. Esta vez, abandonó la idea de preparar la cena navideña porque en su sector tienen un año sin gas doméstico. Sánchez dice que se conformará con lo que pueda cocinar en sus hornos improvisados, al igual que los vecinos de su sector que utilizan leña desde finales de 2019.

César Vizcaya, líder comunitario del suroeste de Barquisimeto, la capital de Lara, también renunció a la posibilidad de hacer hallacas. Aunque le despacharon una bombona recientemente, no tiene dinero para comprar los ingredientes. “De cena esperamos que Dios nos haga el milagro de los ingredientes. Ni nos han venido a ofrecer el pernil”, relató Vizcaya a El Pitazo.

Otra habitante de la urbanización Chucho Briceño de Cabudare, en Lara, dijo que se conformará con hacer ensalada de gallina en su hornilla eléctrica y comprar hallacas y pan de jamón para no pasar la cena de Nochevieja por alto. Tiene siete meses sin gas y desconoce cuándo despacharán cilindros de 43 kilos en su comunidad.

“¿Cómo se hace un pernil sin gas? Ya no se puede mandar a hornear por el mismo problema”, agregó.

Servicio ausente

Según cifras del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (Ovsp), más del 90% de los hogares en el país utilizan cocinas de gas para preparar los alimentos. Sin embargo, la frecuencia de recarga y distribución de los cilindros ha empeorado.

En Lara y Falcón hay comunidades que recibieron gas solo una o dos veces durante 2020.

En los municipios Federación, Bolívar, Sucre y Unión de la sierra falconiana, se registraron solo dos despachos de gas en todo el año, comentaron  afectados a El Pitazo.

Cesar González, líder comunitario del barrio La Urbina, al oeste de Coro, señaló que este año solo tres veces han sido atendidos por Gasfalca, mientras que los privados son atendidos con regularidad porque pagan en dólares.

En los municipios larenses Iribarren y Palavecino, sectores El Ujano, Valle Hondo, Doña Martha y Hacienda Yucatán llegaron los cilindros solo una vez. Mientras que en La Arboleda, al noreste de Barquisimeto, ya cumplieron 12 meses sin el servicio.

Usuarios afirmaron que los cilindros de 18 y 43 kilos son los más difíciles de adquirir. En el mercado negro, una recarga puede costar hasta $50.

“En casa de mi mamá pagué $100 por dos bombonas de gas (de 43 kilos) en febrero y duraron hasta diciembre. Mis hermanos le compraron una cocina eléctrica y una planta como alternativa, pero la luz se va (hasta por) diez horas y no hay gasolina. Uno trata de hacer la situación más llevadera para los ancianos y no se puede”, agregó en condición de anonimato una larense que ahora se encuentra en Colombia y tiene a su familia en Barquisimeto.

Deforestación y daños sobre la salud

Las familias resuelven con leña, hornillas eléctricas o caracoles la preparación de los alimentos ante la escasez de gas.

En plena sierra falconiana, las personas desforestaron las montañas que comprenden el Parque Nacional Juan Crisóstomo Falcón y su zona de protección en busca de leña para cocinar.

El parque Andrés Eloy Blanco, situado en Sanare, pueblo montañoso de Lara, también quedó devastado por la tala indiscriminada de las personas que extrajeron troncos para encender sus fogones.

En las dos entidades del occidente del país las familias están obligadas a cocinar con leña debido al racionamiento eléctrico sin horario que aplican por circuitos desde marzo de 2019, luego del apagón nacional. Las interrupciones del servicio se extienden hasta por 12 horas diarias en Barquisimeto o de 3 a 7 días continuos en los municipios Jacura, Federación y Unión de Falcón.

Andreina Suárez, de 28 años de edad, es insulinodependiente y debe alimentarse cada tres o cuatro horas para mantener su glicemia controlada. En su casa, la preparación de una comida puede demorar hasta por cuatro horas porque dependen de un fogón de leña y una antigua cocina eléctrica para hacer granos, arepas o un poco de arroz.

Este año, la joven se descompensó en varias oportunidades por comer a destiempo. La exposición al humo también le ocasionó crisis asmáticas, al igual que a sus padres, su hermana y los sobrinos que viven con ella en El Ujano, al noreste de Barquisimeto.

Cortocircuitos y sobrecargas

Los cortocircuitos son otro efecto colateral de la falta de gas doméstico. El uso prolongado de hornillas eléctricas y caracoles en las comunidades trajo como consecuencia la explosión de transformadores y el daño masivo de tomacorrientes en zonas residenciales.

En el segundo semestre de 2020, cerca de 200 familias de la urbanización Sucre y el Barrio Bella Vista, en el oeste de Barquisimeto, llegaron a quedarse sin electricidad por la sobrecarga de transformadores. En ambos casos, Corpoelec tardó un mes en reemplazar los equipos.

“He cocinado hasta en el cuarto porque se me dañaron los tomacorrientes y tengo la brekera remendada desde que dependo de la hornilla eléctrica. Estamos en una situación complicada, en un apartamento es imposible hacer un fogón o instalar una bombona”, declaró en septiembre una vecina de la urbanización Sucre en condición de anonimato. En este complejo de apartamentos residen 500 familias. Gas Lara, empresa administrada por la gobernación del estado, demora entre 6 y 12 semanas en recargar los cilindros comunitarios que se vacían en menos de una semana, denunció Mirna Fréitez.

Confinamiento sin servicios

En el occidente del país, la población pasa el confinamiento sin servicios básicos garantizados.

No es solo la falta de gas doméstico o los cortes de electricidad. En Lara y Falcón también escasea el agua potable. Las personas deben salir con tobos y botellones para recoger agua en tomas públicas y casas de allegados para resolver la limpieza de los baños o el lavado de platos.

El estudio Alternativas de los ciudadanos ante las deficiencias de servicios públicos, presentado por el Osvp en agosto de 2020, posiciona a Punto Fijo como una de las ciudades con la peor valoración del suministro de agua. Según la encuesta aplicada a 4.500 personas de 12 ciudades de Venezuela, en la capital falconiana 52,2% de los habitantes caminan un kilómetro para buscar agua y 46,5% de la población depende de cisternas para llenar sus tanques. Entre tanto, en Barquisimeto 61,8% de la población tiene agua almacenada.

En Falcón, habitantes de los municipios Carirubana, Los Taques, Falcón, Colina, Zamora, Tocópero, Píritu, Urumaco, Democracia, Dabajuro, Buchivacoa, Bolívar, Sucre, Petit, Federación y Unión no tienen suministro de agua por tuberías desde hace meses.

Ismael Colina, de Cumarebo, agradeció la lluvia de las últimas semanas porque con ella pudieron llenar los tanques y cubrir algunas necesidades básicas. El agua de lluvia en noviembre también abasteció a los vecinos de las urbanizaciones Caribeam y La Voz de Lara de Barquisimeto, donde tienen seis semanas sin agua por tuberías. Las personas recogen agua de un drenaje en un galpón industrial ubicado en la avenida Carabobo o recurren a la estación principal del Cuerpo de Bomberos del municipio Iribarren para asegurar 20 o 30 litros de agua. Pero esta opción deja de ser viable en plena temporada decembrina porque en la estación necesitan reservas de agua para extinguir fuegos y atender emergencias por estas fechas.

 

Con información de El Pitazo

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