Una mujer con discapacidad terminó con su vida en Guanare
En el apacible barrio La Fe de la parroquia Quebrada de la Virgen, en el histórico estado Portuguesa, el pasado jueves 12 de octubre quedó marcado por un suceso trágico que conmovió a aquellos que conocieron a María Carolina Graterol. Esta mujer de 41 años, cuya alma atormentada habitaba en una morada tranquila, decidió emprender un camino sin retorno, sumiéndose en la oscuridad de una noche sombría. Armada con un mecate, María Carolina se convirtió en protagonista de una tragedia desgarradora.
Fueron las autoridades de seguridad quienes, en un escenario tenebroso, descubrieron el cuerpo de María Carolina suspendido en el aire, atado al mecate que cuidadosamente había anudado al techo de su hogar. Personas cercanas a ella, con el eco de la tristeza impregnando sus voces, revelaron que María Carolina cargaba el peso de la sordera y la mudez, y que su alma navegaba en las sombras implacables de la depresión. A través de silenciosas señas y gestos angustiados, había dejado entrever en múltiples ocasiones su aciago plan de poner fin a su existencia.
La tristeza se torna aún más profunda al conocer que María Carolina dejó un testimonio grabado en un teléfono celular, un documento audiovisual que lleva consigo el peso de la despedida y la trágica determinación. A través de su lenguaje silencioso, se despidió de aquellos seres queridos que compartieron su camino y anunció su trágico destino. El sombrío destino, sin embargo, encontró confirmación en la autopsia llevada a cabo en el prestigioso Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) en Guanare, revelando que su partida fue el resultado de una asfixia mecánica.
En momentos tan oscuros como estos, es imperativo reconocer la abrumadora complejidad de los suicidios, esos episodios lúgubres que ensombrecen el horizonte humano. Enfrentar el laberinto de la desesperanza requiere brindar un apoyo incondicional y comprensión a aquellos que transitan por este oscuro camino. Por ello, elevo mi voz con vehemencia para instar a aquellos apreciados lectores, y a quienes tienen seres cercanos en una lucha contra los pensamientos suicidas, a buscar ayuda de manera inmediata. En numerosos países, existen líneas de asistencia y organizaciones especializadas que, con dedicación las 24 horas del día, ofrecen un soporte emocional y una guía imprescindible. En esta batalla, no están solos, pues siempre habrá almas generosas dispuestas a brindar su apoyo y acompañarles en el camino.
