Turismo italiano enfrentando crisis del coronavirus
Un año perdido
Camareros, hoteleros, conductores de autobuses, comerciantes o artesanos, todos se hacen la misma pregunta: ¿cómo saldrá adelante el sector turístico en Italia?
La Semana Santa suele marcar el inicio de la temporada turística, con la afluencia de los visitantes extranjeros, turistas locales y peregrinos.
La primavera, también marcada por las vacaciones de los italianos, ofrece la oportunidad de explorar Roma, Florencia, Venecia o Nápoles y de disfrutar del sol en la costa amalfitana.
Pero tras el comienzo de la epidemia de coronavirus a finales de febrero en Italia, el turismo extranjero se derrumbó.
Perdidas
La organización profesional del sector, Confturismo, calculó inicialmente “una caída de 45 millones de asistencias (noches) en el primer trimestre, o sea una pérdida de 22.000 millones de euros”.
Pero “como se ha prolongado el confinamiento, podemos prever el doble, 90 millones menos de asistencias.
Solo desde el comienzo del año hasta finales de mayo”, dijo a la AFP Alberto Corti, director a cargo del turismo en Confcommercio/Confturismo.
Para el verano de 2020, la organización no quiere aventurarse en predicciones.
Corti afirma que “el volumen de negocio generado por el turismo es de 200.000 millones de euros al año”.
Cien euros gastados en el turismo, generan 86 euros en otros sectores” como la agroalimentación, la energía o el mueble.
La secretaria de Turismo, Lorenza Bonaccorsi, sostiene que “2020 está arruinado, teniendo en cuenta que la mayoría de las reservas se realiza en los tres primeros meses del año”.
Harán falta “uno o dos años, quizás, para volver a los niveles anteriores”, declaró a la AFP.
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La única nota optimista es que la península no pierde el atractivo.
La península, con el mayor número de sitios clasificados por la Unesco en el mundo junto con China (55), sigue “a la cabeza” de las preferencias de los turistas de todo el mundo.
Por el momento “es imposible decir” cuándo Italia y otros países saldrán de la emergencia sanitaria.
El único segmento por el que puede apostar el sector es el turismo interno, que normalmente representa un poco menos de la mitad del flujo de viajeros en la península.
Según una encuesta reciente del instituto SWG para Confcommercio/Confturismo, siete de cada 10 italianos creen que la crisis sanitaria durará otros dos o tres meses, por lo tanto, hasta el comienzo del verano.
Y al 47% de los italianos le gustaría irse de vacaciones después, en su mayoría en su país, pero el 16% teme no tener medios para pagarlas.
¿Cómo evitar el hundimiento del sector?
Para motivar a los italianos que consideran irse de vacaciones, Confturismo ha pedido al gobierno que deduzca de sus impuestos al menos una parte de los gastos.
También pide una inyección de liquidez, a través de “una compensación por la pérdida de volumen de negocios sufrida en comparación con el año anterior, hasta un porcentaje aún por discutir”, explica Corti.
El gobierno ha previsto medidas para todos los sectores económicos: ayudas al desempleo para los empleados, pago diferido de los impuestos, garantías estatales a créditos temporales y pago de 600 euros a los autónomos.
Antonio Borgia, un carpintero de 54 años que prepara apartamentos para turistas en Roma, detalló sus dificultades a la AFP.
Según él, “la mitad de los pequeños artesanos que fueron tirando en los últimos años y ahora se quedan sin nada, nunca podrán reabrir”.
¿El turismo cambiará?
El primer ministro italiano ha advertido que habrá que “convivir” con el virus durante tiempo.
Por lo tanto, habrá que mantener las distancias de seguridad, evitar los grupos y la muchedumbre.
Será muy complicado para los pequeños cafés y restaurantes de las callejuelas de los centros históricos italianos.
Para la secretaria de Turismo, Bonaccorsi, podría ser una oportunidad para encaminarse hacia un turismo menos de masas, más respetuoso con el medio ambiente.
El mundo del transporte también sale malparado.
La próxima “tendencia” podría ser una casa aislada en el campo con piscina privada.
Pero la agente inmobiliaria Chiara Ippoliti advierte contra un posible regreso al turismo de élite al estilo de los años 1950.
“El bajo costo no ha causado la masificación, pero ha democratizado el turismo: todo el mundo puede descubrir la belleza de un país extranjero”, dice.