Politólogo John Magdaleno: Fractura del régimen no está “a la vuelta de la esquina”
Los posibles detonantes para lograr la fractura del régimen de Nicolás Maduro, no están “a la vuelta de la esquina”, asegura el politólogo John Magdaleno, al señalar que todas las opciones no son a corto plazo.
En entrevista para EL PITAZO el politólogo señala que la situación actual es complicada para la población, la oposición y para el gobierno de Nicolás Maduro, porque no está en una situación cómoda con las crecientes limitaciones financieras y dificultades sistémicas que enfrenta. Magdaleno describe al gobierno de Maduro como un “régimen autoritario hegemónico” del que, a su juicio, no se puede esperar un comportamiento democrático por lo que una convocatoria a elecciones como la actual es la acción predecible.
«Ir a votar en ese contexto depende de la articulación de la oposición de cara a promover una crisis de legitimidad al régimen autoritario, que ya no es factible», dice Magdaleno, quien explica que la participación de la oposición en un proceso electoral frente a un régimen autoritario debe buscar su fractura, pero eso requiere de articulación y coordinación de la oposición.
Para el analista político, el resultado de no pensar bien en la estrategia puede ser mayor presión hacia algunos sectores sociales una vez se consolide la elección de un nuevo Parlamento, porque no hay un plan para el momento en que ese escenario se lleve a cabo, y señaló que las protestas u organizarse para ellas son un componente de la estrategia, más no la estrategia global y tampoco resulta suficiente.
Magdaleno es reiterativo al afirmar que abstenerse no ayuda a la fractura y la parte de la oposición que impuso la estrategia de no participar ganó temporalmente, pero ahora debe responder a la interrogante de qué hacer después del 6 de enero, y pensar en un posible escenario en el que el Parlamento que se va a instalar pueda dar pie a una persecución a aquellos que continúen con la tesis de la continuidad. «¿Después del 6 de diciembre qué se hace o del 6 de enero cuando se instale ese Parlamento? Yo no veo respuesta a esa interrogante y ese es el problema que encara la dirigencia opositora en este momento»
Considera necesario pasearse por todos los escenarios y evaluar si las acciones contribuyen a la fractura, «porque de lo contrario no se está haciendo nada para combatir el régimen autoritario». «Cada cosa que piense la dirección política tiene que estar destinada a generar crecientes fisuras y hasta una eventual fractura en el seno de la coalición dominante, si esto no se entiende, no se entiende nada», dijo.
A su juicio, se debe enseriar un poco más el debate acerca de la perspectiva real sobre una transición a la democracia y eso pasa por analizar permanentemente las diversas opciones.
Resalta que la abstención frente a un régimen autoritario no produce una deslegitimación que conduzca a una salida del poder este tipo de regímenes no se sostienen con el consentimiento del pueblo, muchos pierden ese respaldo, pero se sustentan con el apoyo de sectores de poder como las Fuerzas Armadas, Seguridad del Estado, Poderes Públicos, alguna parte de los sectores sindical y empresarial, y una parte de movimientos sociales y partidos políticos.
– ¿Tiene el sector de la oposición que llama a participar suficiente fuerza para generar el cambio político?
No, no se ha organizado con suficiente antelación y esa tesis que puede ser válida si logra mayor respaldo por lo pronto no luce factible porque no ha sido propuesta ni asimilada por los sectores.
– De mantenerse el escenario, ¿Qué se puede esperar de la Asamblea Nacional que resulte electa el 6 de diciembre?
Ese Parlamento, si todo sigue marchando conforme a la trayectoria que llevan los acontecimientos, será de mayoría chavista, procurará respaldar al Ejecutivo Nacional con algunas reformas legislativas, va a avanzar en un mayor control no solo de la institucionalidad pública sino a algunos sectores. Una amenaza muy clara puede estar planteada para las universidades autónomas, el movimiento sindical e incluso la Iglesia Católica.
– ¿Hay probabilidad de un cambio en el cronograma electoral atendiendo al llamado de la Unión Europea y un sector de la oposición?
Hasta la fecha sigue siendo un escenario de baja probabilidad pero veremos qué sucede en los próximos días. Más bien sería una sorpresa. Entiendo que se espera una decisión por el alto Gobierno, yo soy de los que piensa que a ellos no les conviene una prórroga de la elección, sabiendo que el gobierno no va a participar, no tendrían mayor contratiempo en celebrarla a final de año, salvo que se produzca alguno de los escenarios de baja probabilidad, como que la pandemia se recrudezca y eso obligue a postergar, o porque en efecto se inicie una negociación o porque sobrevengan eventos que no podemos predecir.
– ¿Las recientes protestas o el informe de la ONU pueden afectar el proceso electoral?
Pudieran, pero un factor de mayor peso en la postergación es la escasa preparación técnica y el escaso volumen de recursos para llevarlas adelante. Entiendo que hay cierto nerviosismo en el ente comicial porque no se tiene certeza de los software y de las máquinas; segundo, aparentemente el cronograma electoral no está siendo cumplido a cabalidad. Eso quiere decir que hay un retraso importante y hay dificultades técnicas y ese factor podría volver un poco más probable una eventual postergación.
– En este momento, ¿cuál sería el principal detonante para una fractura en el Gobierno de Maduro?
Son esencialmente cuatro. La intervención militar extranjera, pero son pocos los casos en que esto ha ocurrido, la mayoría de ellos tras un conflicto armado previo, lo que habla de una probabilidad de ocurrencia baja y el gobierno norteamericano ha dicho a través de sus voceros que no tiene interés en esa opción estratégica. La segunda opción es alguna modalidad de fractura interna, cuando una subcoalición de quienes están en el poder rompe con la trayectoria estratégica del régimen autoritario y por la vía del golpe de Estado o de una relación de disuasión o amenaza produce a fractura. La mayor parte de las transiciones ocurren así. La tercera modalidad es la negociación, entre actores que pueden ser no solo del alto Gobierno, pueden ser algunos militares que negocien las transiciones a la democracia con la oposición o con la oposición y factores internacionales. Y la cuarta variable es una variante de golpe de Estado.
– ¿Cuál de esas variables es la más factible?
No parece que la intervención militar extranjera sea factible en el cortísimo plazo, no es fácil ni sencillo que se produzca una fractura dentro de la coalición dominante que involucre que los militares restituyan las garantías violadas, no es sencillo que una negociación prospere en el corto plazo y no parece sencilla otra modalidad de fractura que involucra a los líderes políticos civiles del oficialismo, es decir, no es sencillo el proceso, no parece que estuviera a la vuelta de la esquina. Es una decisión compleja y todas las opciones están sujetas a riesgos y costos.
– ¿Las sanciones internacionales contribuyen a esa fractura?
En mi opinión contribuyen a crearle crecientes dificultades sistémicas al régimen autoritario. Le crean problemas severos al régimen pero no son los detonantes de una transición a la democracia. Le genera problemas de eficacia, eficiencia y gobernabilidad y obviamente supone tensiones al interior de la coalición dominante, pero no es evidente que eso conduzca a una fractura. Puede operar como una variable contribuyente pero no es una variable detonante.
Con información de El Pitazo