Intermediario en trama de corrupción de Cabello con empresario español es agente cubano
De acuerdo a un artículo publicado por Ok Diario, uno de los intermediarios en la trama de corrupción en bono de deuda de Venezuela por 300 millones de euros, que involucra como testaferro de Diosdado Cabello al consejero delegado de Jamones Joselito, Juan Luis Gómez, fue señalado agente de inteligencia de Cuba.
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Juan Luis Gómez realizó en mayo de 2015 una parte de su inversión en el bono venezolano mediante dos transferencias, por un importe total de 33.000 euros, efectuadas a la cuenta 635872*** del JP Morgan Chase Bank, cuyo titular es la sociedad Printmatic Inc, que tenía su sede en la población de Cheyenne, en el Estado norteamericano de Wyoming.
Dicha sociedad estaba presidida por el argentino Óscar Rubén Ciccone, quien es socio en dos empresas de Florida de Verónica Álvarez Álvarez, la mujer que decía representar a las autoridades chavistas ante Juan Luis Gómez en la negociación del bono de Venezuela.
Un oficial que desertó del Ejército cubano y se entregó a las autoridades de EEUU en los años 80, Jesús Raúl Pérez Méndez, identificó a Óscar Ciccone como un activo colaborador de los servicios de inteligencia castristas en suelo estadounidense.
Durante su primer viaje a Hong Kong, el copropietario de Cárnicas Joselito dio instrucciones a su empresa para enviar un jamón Joselito Vintage al entonces presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Eudomar Tovar, para asegurarse de que efectivamente era la persona de la que recibía instrucciones a través de una cuenta de correo electrónico anónima de la compañía Gmail.
Pero Juan Luis Gómez no envió el jamón directamente a Venezuela. Siguiendo las instrucciones de Verónica Álvarez, lo envió al domicilio de Óscar Ciccone en Ormond Beach (Florida), con el compromiso de que éste se lo haría llegar a Eudormar Tovar.
Más tarde, el sucesor de Tovar al frente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, encargó a Juan Luis Gómez que le comprara en Hong Kong un teléfono móvil iPhone de alta gama, cuyo precio superaba los 1.000 euros. Alegó que así podría garantizar la confidencialidad de sus comunicaciones, ya que en Venezuela incluso los ministros tenían el teléfono pinchado.
La petición llegó a través de una cuenta de Gmail que los dirigentes chavistas usaban supuestamente para comunicarse con el consejero delegado de Cárnicas Joselito y sus socios. De nuevo el envío se realizó al domicilio en Florida de Óscar Ciccone, quien luego se encargaría de hacerlo llegar al mandatario venezolano.
Nacido en Argentina en 1942, Óscar Rubén Ciccone tiene nacionalidad italiana, aunque reside en Estados Unidos desde los años 70. Es un director teatral jubilado, que en 1976 puso en marcha el Festival Latino de Nueva York, que englobaba espectáculos de teatro, danza, música y cine en lengua española, italiana, portuguesa e inglesa.
Ciccone puso en marcha este proyecto junto a su esposa, Cecilia Vega, a la que conoció cuando su compañía argentina estaba de gira en El Salvador. En 1974, cuando residía en Nueva York, creó la compañía Teatro 4, integrada mayoritariamente por actores no profesionales de origen hispano y portorriqueño, residentes en el Bronx y en el Lower East Side. Llevaban al escenario obras vanguardistas con una gran carga política y social.
La prensa norteamericana informó el 24 de julio de 1983 de que un oficial de la Dirección General de Inteligencia (DGI) de Cuba había desertado y se había entregado a las autoridades de EEUU. Se trataba del capitán Jesús Raúl Pérez Méndez, que actuaba como máximo responsable del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), un órgano de propaganda creado por el castrismo, que organizaba visitas e intercambios entre ciudadanos cubanos y norteamericanos.
Diez años después, el historiador cubano Antonio de la Cova –fallecido en diciembre de 2018 en West Columbia (Carolina del Sur)– publicó un amplio informe en el que afirmaba que el capitán Pérez Méndez había delatado ante el comité del FBI a decenas de ciudadanos norteamericanos que actuaban como colaboradores encubiertos del servicio de inteligencia cubano.
El documento se puede consultar en la web del Instituto de Estudios Latinoamericanos. Entre otros, el informe señala al director teatral Óscar Rubén Ciccone y su esposa, Cecilia Vega, como miembros de la Brigada Antonio Maceo (BAM), otro órgano de propaganda creado por la dictadura castrista, que organizaba visitas anuales de ciudadanos extranjeros a Cuba. Según el capitán Pérez Méndez, a través de esta asociación el régimen de Castro tenía a sueldo a varios colaboradores –entre ellos, Óscar Ciccone– que actuaban como agentes para recopilar información y difundir propaganda política a favor de la dictadura cubana.
Topos castristas en suelo de EEUU
Según el informe, también actuaban como tapadera del servicio de inteligencia castrista en suelo norteamericano otras entidades como el Círculo de Cultura Cubana, el Centro de Estudios Cubanos, la Brigada Venceremos (BV) y el Partido Socialista Puertorriqueño-NYC. El historiador Antonio de la Cova aseguró que había accedido a estos datos porque un congresista le permitió consultar y transcribir la declaración íntegra del capitán Pérez Méndez ante el comité del FBI.
Como director teatral, Óscar Ciccone se había mostrado como un artista muy comprometido políticamente y había llevado a su compañía, Teatro 4, a actuar en La Habana en su primera gira fuera de Nueva York, lo que había provocado que fuera visto con profunda desconfianza entre los exiliados cubanos.
Ahora, desde su residencia de Ormond Beach (Florida), Óscar Ciccone ha jugado un papel fundamental en la trama del bono venezolano. A través de una cuenta bancaria de su empresa Printmatic Inc, recibió al menos 33.000 euros aportados por el consejero delegado de Cárnicas Joselito para participar en el bono de Diosdado Cabello. Y también ha recibido en Florida los obsequios enviados desde Hong Kong por Juan Luis Gómez para los dos máximos responsables del Banco Central de Venezuela.
Como muestra la grabación publicada por OKDIARIO, el copropietario de Cárnicas Joselito aseguró a un empresario en mayo de 2015 que iba a cobrar 300 millones de euros actuando como «testaferro» del número 2 del régimen chavista, Diosdado Cabello. Juan Luis Gómez asegura ahora que ha sido víctima de «una estafa» que nunca ha denunciado ante los tribunales porque quiere «pasar página». Lo cierto es que, tras anunciar que había firmado el primer bono de deuda de Venezuela, ha logrado sanear y reflotar a nivel internacional su grupo de empresas.
Con información de Alberto News