Hundimiento de la economía aplaza reapertura turística en el mundo
Ante la pandemia del coronavirus, las potencias económicas del mundo se han paralizado, lo cual indica que, no se sabe a ciencia cierta cuando las personas podrán viajar.
Estados Unidos, primera economía del mundo y uno de los mayores emisores de viajeros, pulveriza semana tras semana los récords históricos de solicitudes de ayuda por desempleo.
Más de 6,6 millones de personas la semana que terminó el 28 de marzo. El doble de la semana anterior – 3,3 millones- cuando ya en sí era un récord. Y ahora suma otros 6,6 millones en la primera semana de abril. Casi 17 millones de desempleados en tres semanas. Así lo refleja el informe más reciente del Departamento de Trabajo.
A esta altura, el diagnóstico de los que saben es simple: Bank of America advierte que Estados Unidos se adentra en “la recesión más profunda que jamás se haya visto.”
La tasa de desempleo puede llegar a más del 15%. Un apretón asfixiante para una economía gigante que la mantenía a raya, en un 3,5 por ciento.
Los trabajadores de las áreas de servicios de hospedaje y alimentación fueron los más golpeados por la pérdida de trabajo, dijo el Departamento de Trabajo.
Mientras el total de casos de COVID-19 confirmados en todo el mundo este jueves era de 1 502 618 y más de 85 000 muertos, según los datos recopilados por la Universidad John Hopkins, en EE.UU. hay más de 400 000 contagiados y los fallecidos pasan de 13 000.
Estados Unidos aprobó un paquete de rescate de la economía de más de 2 millones de millones de dólares, que ofrece pagos directos para hogares, asistencia a empresas y mayores beneficios de desempleo. Pero hasta ahora el desembolso va a cuentagotas, debido a obstáculos burocráticos y problemas de todo tipo en bancos y oficinas públicas para manejar tal volumen de dinero.
La vecina Canadá perdió la cifra récord de un millón de empleos en marzo, mientras que la tasa de desempleo se disparó a 7.8%, según datos oficiales.
En el ámbito de la Unión Europea la situación tampoco es alentadora. Francia y Alemania se hunden en la recesión. El PIB francés retrocede un 6% durante el primer trimestre, su peor resultado desde la Segunda Guerra Mundial. En Alemania el propio medidor de la producción nacional caerá en un hondo bache de 10% en el segundo trimestre y acumulará un retroceso de 4,2% en 2020, según las impertinentes cifras oficiales.
Pareciera que no hay salvación ni mejoría antes de poder exterminar –o al menos controlar- al enemigo microscópico con nombre de indescifrable clave de laptop (SARS-CoV-2) ese que nos obliga a rehuir contactos con otros humanos, evitar festejos, reuniones sociales, implacable adversario de una industria hasta ayer floreciente, divertida, en busca de otros paisajes, modos de vida y experiencias.
Habrá que llenarse de paciencia, como acaba de sugerir la veterana jefa de gobierno alemán, Angela Merkel. Aunque la tasa de infección se ha desacelerado en Alemania en los últimos días, lo que alienta un “cauteloso optimismo”, Merkel advirtió que las restricciones a la vida pública solo podrían revertirse paso a paso.
No hay un pronóstico claro de recuperación a corto plazo. Sin embargo, la asfixia del confinamiento acelera las ganas de salir, aunque sea hasta el parque más cercano, a un sitio de reposo sin noticias fatales, incluso en nuestro propio país.
Los acostumbrados a viajar fuera, hacer valijas, correr a los aeropuertos, subir a los aviones y descender en destinos inexplorados, como triunfales conquistadores, mueren de ansiedad. Por el momento, solo paseos virtuales.
Incluso Austria, Noruega y Dinamarca, naciones que consideran tener “bajo control” la pandemia, se plantean una salida gradual del confinamiento.
La circulación mundial del virus es aún un factor crucial de incertidumbre. En Austria, donde solo están abiertos los supermercados y las farmacias, los hoteles y restaurantes podrían empezar a recibir clientes a mediados de mayo.
En ninguno de estos tres países están autorizadas las grandes reuniones, eventos deportivos o culturales hasta julio o agosto. Sus gobiernos advierten el riesgo de que la epidemia vuelva. Lo que hace previsible una limitación a largo plazo de los desplazamientos internacionales.
Las fronteras de Dinamarca siguen cerradas. A su vez, el jefe de gobierno austriaco, Sebastián Kurz, advirtió que “mientras no haya vacuna ni medicamento eficaz… no habrá libertad para viajar como la que conocemos”.
Hay que ser realistas. Primero está la propia vida, la del país que nutre a las familias y sus sueños. Por eso proliferan las advertencias de los científicos a las naciones que contemplan el fin del aislamiento.
En todo caso no faltan las notas de aliento para quienes aguardan la reactivación de la industria turística.
La encuesta Harris, que estudia la demanda acumulada de viajes en Estados Unidos, encontró esta semana que el 31 por ciento de los entrevistados planea “irse de vacaciones / viajar cuando las cosas vuelvan a la normalidad”. Un 7 por ciento más que la semana pasada.
Pero habrá que esperar y pensar cómo diseñar la industria turística y de los viajes “post Covid-19”. La propia encuesta arrojó que el 32 % espera que los viajes / vacaciones sean muy diferentes y otro 34 % que sean algo diferentes, cuando la pandemia haya terminado. Definitivamente, muchas cosas tendrán que cambiar.
Con información de Caribbeannewsdigital.com.