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Fallece en prisión en Colombia un hombre acusado de violar a más de 200 niñas y niños

Muere tras las rejas en Colombia un hombre acusado de agredir sexualmente a al menos 200 niñas y niños

En los confines de la prisión que fue su morada, el abominable personaje conocido como Luis Alfredo Garavito ha encontrado su final. Fue el pasado jueves 12 de octubre cuando este siniestro individuo, cuyas acciones nefastas han dejado una sombra lúgubre en la memoria colectiva de Colombia, exhaló su último aliento. El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), encargado de custodiar su existencia tras las rejas, confirmó esta trascendental noticia.

El comunicado emitido por el Inpec y amplificado por la agencia de noticias EFE reveló, de manera lacónica pero contundente, que “el señor Luis Alfredo Garavito Cubillos, quien se encontraba recluido en la ciudad de Valledupar, ha fallecido en los últimos minutos”. Fue en las horas más sombrías de la madrugada cuando el deceso de Garavito tuvo lugar en la clínica nueva Santo Tomás, donde las múltiples afecciones que aquejaban su cuerpo encontraron la manera de arrebatarle la vida.

Conocido en los anales de la criminalidad como “la Bestia”, Garavito se ha ganado un siniestro sitial en la historia delictiva de Colombia. Su nombre quedará grabado como el más infame asesino en serie de niños que haya manchado el territorio nacional. Durante la oscura década de los 90, su macabra confesión dejó al descubierto la espeluznante verdad que ha estremecido a la sociedad: 197 niños, en distintas regiones del país, habían sido víctimas de sus depravadas inclinaciones, sufriendo los horrores de los abusos y la muerte a sus tiernas edades.

El hito trascendental en la lucha contra la barbarie se produjo en abril de 1999, cuando las autoridades lograron capturar a Garavito en un fatídico instante en que intentaba perpetrar su perverso acto contra una indefensa menor. Fue en diciembre de 2002 cuando la justicia, finalmente, lo encontró culpable de múltiples crímenes atroces. Como resultado, fue condenado a pasar el resto de sus días tras las rejas por los delitos de acto sexual violento, homicidio, acceso carnal violento, secuestro simple e incendio culposo.

Si bien el fallecimiento de Garavito no puede disipar el dolor y la angustia que ha dejado en las familias de las víctimas, su partida marca el cierre de un capítulo oscuro y desgarrador en la historia criminal de Colombia. El país podrá respirar con un alivio amargo, sabiendo que este monstruo ya no podrá sembrar el terror y la destrucción en la vida de inocentes. No obstante, es imperativo recordar con solemnidad y respeto a aquellos que sufrieron y perdieron la vida a manos de este depredador de almas.

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