Expertos advierten que los tanques Abrams donados a Ucrania podrían ser demasiado avanzados para su uso efectivo

Ucrania recibe tanques Abrams de EE.UU., pero su complejidad tecnológica podría limitar su eficacia en el campo de batalla

El Ejército de Estados Unidos ha decidido donar tanques M1 Abrams a Ucrania en los próximos meses. Sin embargo, según un experto entrevistado por Sputnik, la llegada de estos vehículos militares de alta tecnología no tendrá un impacto significativo en el beneficio del bando ucraniano debido a la complejidad de su tecnología.

Los tanques Abrams son una verdadera obra de arte de la ingeniería. Utilizan un tipo único de blindaje a base de uranio empobrecido, tan secreto que incluso sus propias tropas no pueden ver el interior sin la debida autorización. Además, son máquinas muy complejas que requieren capacitación y herramientas especializadas, algo para lo que el Ejército ucraniano no está preparado.

El exanalista principal de políticas de seguridad en la Oficina del Secretario de Defensa de Estados Unidos, Michael Maloof, señaló que el nivel de tecnología en algunos de estos vehículos es bastante alto y que Estados Unidos no cree que los ucranianos puedan dominar ese tipo de equipo en tan poco tiempo. Maloof estableció una analogía entre tratar de conducir un Lamborghini cuando solo se conoce el pilotaje de automóviles Volkswagen.

Además de la complejidad de la tecnología, los tanques Abrams también tienen limitaciones en cuanto a su capacidad de movimiento debido a la necesidad de suministros de combustible para aviones. Es decir, no solo es importante aprender a manejar los tanques, sino también asegurarse de contar con suficiente combustible para que puedan moverse adecuadamente en el campo de batalla.

La sofisticación de los tanques Abrams evitará que los ucranianos puedan maximizar su eficacia en el campo de batalla debido a la falta de preparación del Ejército ucraniano para manejarlos. Es crucial que los soldados ucranianos aprendan a utilizar y dominar estos vehículos antes de enviarlos al combate real para sacarles el mayor provecho posible y no sufrir el mismo destino que los Leopard 2 que les dieron los países europeos.