El coronavirus pone a Brasil al borde de una recesión
Cuando la OMS clasificó el brote de COVID-19 como una pandemia y Brasil confirmó que había 52 personas que tenían la enfermedad en el país, el Gobierno de Jair Bolsonaro redujo la previsión del crecimiento brasileño de este año del 2,4% al 2,1%. Este viernes, con 12 muertes, 904 casos confirmados y un decreto de estado de calamidad pública en el país, la revisión de los cálculos del equipo económico ha sido mucho más drástica: el país se dirige al estancamiento y crecerá solo un 0,02% en 2020.
Sin embargo, los mercados y las instituciones privadas hacen una estimación mucho más pesimista.
Según un pronóstico de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), la economía brasileña puede contraerse un 4,4% en 2020 y corre el riesgo de seguir sintiendo efectos negativos “significativos” hasta 2023.
En suma, la recesión y los recortes de empleos son seguros este año, un fantasma que parecía haberse quedado en los años 2015 y 2016, durante el Gobierno de Dilma Rousseff hasta su impeachment, Brasil tuvo una caída del PIB del 3,8% y el 3,6%, respectivamente. Ahora la culpa la tiene el coronavirus.
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Algunas empresas ya empiezan a bajar los sueldos y otras, a despedir a sus empleados. Bares, restaurantes y tiendas son de los primeros en empezar a hacer sus cálculos.
En el Estado de São Paulo, por ejemplo, epicentro del coronavirus en Brasil, ya está prohibido que las tiendas abran desde el viernes, lo que debe impactar la tasa de paro nacional, que ahora es alta, del 11,2%, con una población desempleada de 11,9 millones de personas. La urgencia no solo afecta a Brasil, también al resto del mundo.
Cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalan que 25 millones de personas pueden perder sus empleos a raíz de la pandemia de la Covid-19.