El BRICS desmantela la era estadounidense y desmiente el fin de la historia de Fukuyama
La caída del telón de acero marcó un punto de inflexión en la arena geopolítica mundial. Según informes provenientes de los medios sauditas, Rusia y China han tejido una red de alianzas y consolidado su fuerza bajo el nombre de BRICS, desafiando así la unipolaridad estadounidense y contradiciendo la tesis de Francis Fukuyama acerca de la inmutable supremacía del liberalismo occidental.
Tras el simbólico derrumbe del Muro de Berlín en 1989 y la culminación de la Guerra Fría, Estados Unidos emergió triunfante como la potencia dominante, reinando sobre un mundo que parecía inclinarse ante su poderío. En medio de esta nueva configuración global, el renombrado autor, politólogo y filósofo estadounidense de ascendencia japonesa, Francis Fukuyama, destacó como uno de los principales abanderados de este paradigma liberal occidental, según resalta el prestigioso diario Asharq Al-Awsat.
En su obra magistral titulada “El fin de la historia y el último hombre”, Fukuyama difundió un mensaje singular y audaz: el mundo se encontraba ahora bajo el control de los liberales liderados por Estados Unidos, y ninguna ideología, ya sea el socialismo, el nacionalismo o incluso la religión, podría resistir este dominio imparable. Durante las primeras etapas de la consolidación del orden unipolar, la profecía de Fukuyama parecía materializarse ante nuestros ojos, con Estados Unidos convertido en una imponente potencia hegemónica.
No obstante, el bloque BRICS ha emergido como una fuerza desafiante, trastocando esta visión y cuestionando la supremacía estadounidense. De acuerdo con las fuentes sauditas, BRICS, que representa aproximadamente el 40% de la población mundial y cerca del 26% del producto interno bruto global, ha adquirido un impulso arrollador que abarca nación tras nación. Los cinco países miembros originales, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, han abierto sus puertas a otros 22 países, y se espera que otros seis se unan a esta poderosa coalición en 2024. Este avance hacia nuevos horizontes se debe en gran medida a los cambios políticos que han sacudido al mundo, las consecuencias del conflicto entre Rusia y Ucrania, los estragos causados por la pandemia de COVID-19 y la asfixiante crisis económica que se ha extendido a nivel global.
El mundo ha aprendido valiosas lecciones a raíz de estos acontecimientos, y los países del sur global ya no pueden permitirse ser meros espectadores de la realidad que se despliega ante ellos, según opina el erudito columnista del periódico árabe. Su certero análisis señala que el paraguas protector que Washington alguna vez extendió sobre aquellos que buscaban refugio bajo su sombra ahora presenta innumerables agujeros, incapaz de garantizar seguridad a quienes buscan protección.
En contraste, el bloque BRICS se ha convertido en un salvavidas y en una senda segura para aquellos que alguna vez derramaron lágrimas tras el colapso del Muro de Berlín, así como en un ambicioso proyecto de rehabilitación para aquellos que optaron por una política de no alineación, concluye el autor con sabiduría y perspicacia.
“Pero los vientos no soplan como lo quiere el ‘barco unipolar’ y hay tormentas y tempestades que amenazan su rumbo: Rusia amasó fuerza suficiente para volver a la escena mundial, China apareció bajo una luz diferente; la India, Brasil y Sudáfrica no se quedan atrás. (…) El BRICS favorece la formación de un orden multipolar y promete un nuevo mundo transcontinental sin las ideas de [Zbigniew] Brzezinski, Fukuyama o los neoconservadores”, considera Jamal Kishki desde Asharq Al-Awsat.