Conoce los secretos de la alianza entre Pablo Escobar y el jerarca más cruel de Hitler
El «Carnicero de Lyon» y el «Zar de la cocaína». Con estos apodos se podría alumbrar el guión de una superproducción de Hollywood sin apenas esfuerzo. No obstante, a día de hoy se ha investigado poco la conexión entre Klaus Barbie (el sádico jefe de la Gestapo de Lyon que tuvo que huir a Latinoamérica tras la Segunda Guerra Mundial) y Pablo Escobar (el popular narcotraficante que forjó el Cartel de Medellín). Y todo ello, a pesar de que su relación derivó en la apertura de nuevas narco rutas a través de Europa, en la fundación de la llamada «General Motors de la droga» y en la financiación de un grupo paramilitar a las órdenes del nazi.
En contra de lo que se ha extendido, la relación entre Barbie y Escobar no comenzó en las selvas sudamericanas. Para nada. Ambos se conocieron en un ambiente mucho más distendido: durante una parrillada ofrecida por Roberto Suárez, «El Rey de la cocaína». El mismo hombre que sufragó el golpe de Estado que logró aupar al gobierno al dictador Luis García Meza en 1980. Así lo afirma el periodista Boris Miranda en su popular dossier «El Carnicero y el Patrón», la investigación que puso de manifiesto las conexiones (y las aristas) que existieron entre el antiguo guardia nazi y uno de los narcotraficantes más populares de la historia.
«”El Rey” fue el primer motivo que juntó en el mismo salón al Carnicero de Lyon con el Patrón. El alemán y el colombiano se conocieron en una celebración por el cumpleaños de Roberto», explica el investigador. El día en que el diablo nazi se acercó por primera vez al «Zar de la cocaína» fue el 8 de enero de 1981, y lo hizo alrededor de un churrasco y de un buen champagne Dom Pérignon en una finca de la ciudad de Santa Cruz (Bolivia). A partir de entonces comenzó una turbia relación en la que Barbie ofreció a su nuevo colega contactos en la vieja Europa y avionetas para transportar la base de coca hasta los laboratorios de Medellín (Colombia); y él recibió a cambio apoyo económico para que su grupo de paramilitares combatiera el comunismo.
Hitler y la CIA
Aquella reunión fue la culminación de una vida de crímenes para dos personajes igual de perversos. El más viejo de ellos, Nikolaus Barbie (más conocido como Klaus) había comenzado su carrera criminal a las órdenes de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Firme defensor de la ideología nazi, con apenas 21 años logró ser ascendido hasta la jefatura de la Gestapo en la ciudad de Lyon durante la ocupación de Francia. Por entonces, la tarea que le impuso el Reich era aplastar las células de la mítica Résistance gala, a las órdenes en la zona del también célebre Jean Moulin.
Con información de La Patilla