Smolansky: Diáspora venezolana juega un papel importante para lograr la transición
La diáspora venezolana juega un papel importante visibilizando los horrores de la dictadura y es crucial para lograr la transición en el país, aseguró David Smolansky, comisionado del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la Crisis de Migrantes y Refugiados.
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— ¿Cuáles serán esas primeras líneas para ese acuerdo de cooperación?
— Básicamente la idea es tener un registro de los grupos de diáspora. En eso nosotros hemos avanzado muchísimo. En el último informe que publicamos, trabajamos con 63 organizaciones de la sociedad civil en 23 países para dar recomendaciones a los gobiernos de la región para atender a migrantes y refugiados en el marco de la pandemia. Otra tarea es que estos grupos de la diáspora puedan tener un encuentro con el presidente encargado. En tercer lugar, que haya mayor coordinación entre éstos grupos de diáspora, el cuerpo diplomático del gobierno encargado y este servidor, desde la OEA, para brindar atención a los migrantes y refugiados y cómo la diáspora más establecida pueda ayudar a los más necesitados y cómo puede ser una voz que se sume más activamente para la transición en Venezuela.
— ¿Qué puede aportar la diáspora en el contexto actual del país y en este proyecto de una ruta unitaria?
— Muchísimo. Sobran ejemplos en América Latina y en Europa de cómo sus diásporas, que huyeron por dictaduras, fueron protagonistas en la transición. Los venezolanos no podemos dar por hecho que todo el mundo sabe lo que ocurre en Venezuela. Nosotros hemos venido trabajando en visibilizar la crisis de migrantes y refugiados más allá de datos y estadísticas, pues es una crisis con rostros y testimonios.
La diáspora tiene un rol crucial de visibilizar el horror de lo que significa la tiranía de Maduro, el horror de las torturas, de las detenciones arbitrarias, de la emergencia humanitaria compleja, la inseguridad y la falta de servicios. Nadie va a contar el cuento por nosotros. Ese ha sido mi mayor aprendizaje en estos tres años de exilio.
Otro aporte es el acompañamiento a las acciones de calle en cada país, congregándose en plazas y calles, y apoyar los esfuerzos diplomáticos de los embajadores del gobierno encargado, entendiendo las limitaciones que hay.
— ¿Cuál es el reto en la articulación de lo que se haga aquí con la diáspora?
— El único reto que hay, evidentemente, es que no estamos en el mismo espacio geográfico, pero el sentimiento es el mismo y es que haya una transición en Venezuela. Eso lo compartimos quienes estamos dentro y quienes estamos fuera. Quienes están hoy en Venezuela tienen un familiar afuera y quienes están afuera, tienen un familiar aún en Venezuela y eso es lo que nos une y es mucho más poderoso que cualquier distanciamiento geográfico.
Hay que inspirarse en ejemplos de dictaduras del pasado donde la diáspora ha jugado un rol crucial en visibilizar las atrocidades, en solicitar más presión de la comunidad internacional. No hay nada más poderoso que el testimonio de alguien que ha huido. De una maestra que tomó un peñero para salir del país y naufragó en el Caribe y tuvo que nadar toda la madrugada para poder sobrevivir, por ejemplo. O cuando una persona narra que fue detenido arbitrariamente y sometido a torturas en el Sebin.
El esfuerzo no puede recaer únicamente en los políticos o en el liderazgo. Cada venezolano tiene un rol de contar sobre el Estado criminal por el que estamos pasando.
— ¿Cree que el plazo de 10 días para presentar una hoja de ruta unitaria es viable?
— Lo importante es que se llegue a un acuerdo y pronto y que todas las opciones sean consideradas para liberar a Venezuela. Hay mecanismos que permite la legislación internacional para salvaguardar la vida de millones de venezolanos que están en peligro, como el Tiar y el R2P. Insisto, espero que se llegue a un acuerdo y que sea pronto y que cualquier opción es legítima para proteger la vida de millones y debe ser considerada con responsabilidad. No es una dictadura convencional, sino un Estado criminal que se sustenta con actividades ilícitas como el narcotráfico y grupos irregulares.
— En esas opciones legítimas de las que habla, ¿pudiese estar la tan mencionada intervención?
— Yo creo que hay formas de plantear las fuerzas de paz en Venezuela y hay mecanismos internacionales como, por ejemplo, el Tiar y la responsabilidad para proteger, una doctrina que surgió en las Naciones Unidas hace aproximadamente 15 años. Cuando uno suma 9,3 millones de personas en hambruna, que no lo digo yo, sino Naciones Unidas, y 5,2 millones de migrantes venezolanos, estamos hablando de 14.5 millones de venezolanos vulnerables. Es casi la mitad de la población. Entonces, hay mecanismos que no se reducen en llamarlos simplemente intervención. Por eso me refiero a hablar responsablemente del Tiar o de la responsabilidad de proteger y que son opciones legítimas.
— Pero para eso se necesita que los aliados estén dispuestos, que haya los votos. ¿No significa esto que, quizás, la región no ve en esos mecanismos una opción?
— Yo no creo que esas sean cosas de un día para otro. Por otro lado, esto que estoy haciendo con usted es excepcional porque no es algo que se habla permanentemente en medios de comunicación o en redes sociales, porque son temas muy sensibles, muy serios. Temas de seguridad de Estado. Yo, a diferencia de lo que otros piensan, sí creo que ha habido avances. Por ejemplo, en plena pandemia comenzó una operación antinarcóticos, la más grande del Caribe, que ha incautado varias toneladas de droga. Además, el principal testaferro del régimen y pulmón financiero de la dictadura, Alex Saab, está preso en Cabo Verde. Y varias cabezas del régimen han sido señalados por actividades con el narcotráfico.
— ¿Por qué cree usted que ha sido tan difícil lograr una ruta unitaria?
— Yo parto de la base de que la oposición es la dictadura y el gobierno encargado es el legítimo con todas las excepcionalidades, porque estamos viviendo un caso único en la región. Yo creo que las dos unidades de criterio más importantes existen: una, la gente. La inmensa mayoría de los venezolanos reconocen a Juan Guaidó y al gobierno encargado y eso quiere decir que la inmensa mayoría quiere que quienes usurpen el poder salgan. Y eso es en Venezuela y fuera de Venezuela. Y la otra unidad es la de los países. No es poca cosa que 60 países reconozcan a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. Creo que el criterio de todos los actores tiene que pasar por reconocer al gobierno encargado y de allí surgir ese pacto unitario y ojalá, como dije antes, que sea pronto.
— ¿Confía en que se pueda dar ese pacto unitario antes del 6 de diciembre?
— Confío en que se logre una transición en Venezuela y que no se le tenga prurito a ninguna ruta que se pueda asumir para salir de la dictadura.
Con información de El Pitazo