Salud

Según nuevos descubrimientos: El coronavirus pudo haber infectado al primer humano en octubre

Inició mucho antes de lo que pensaban los especialistas

Las investigaciones continúan para datar y conocer el inicio de la pandemia que ha cobrado miles de vidas en el planeta, el coronavirus pudo haber infectado al primer humano en octubre, según un estudio que ha analizado más de 7.000 secuencias de su genoma.

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El primer caso infectado con el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 podría haber ocurrido entre octubre y diciembre de 2019, según un nuevo estudio que analiza más de 7.000 secuencias del genoma.

Hasta ahora, el primer caso reportado en China databa del 17 de noviembre, pero los investigadores auguraban que el origen de la pandemia era anterior.

Asimismo, el presente estudio corrobora las mutaciones genéticas que podrían poner en peligro el desarrollo de vacunas contra el COVID-19.

El coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad COVID-19, se identificó en Wuhan, China, el pasado 31 de diciembre. Pero la primera infección y el llamado «paciente cero» sigue siendo una incógnita.

Un nuevo estudio que se publicará en la revista científica Infection, Genetics and Evolution (Infección, Genética y Evolución en su traducción), estima que el primer paciente contagiado con COVID-19 se podría remontar a octubre de 2019.

«Las estimaciones filogenéticas respaldan que la pandemia de COVID-19 comenzó entre el 6 de octubre de 2019 y el 11 de diciembre de 2019, que corresponde al momento del salto del huésped a los humanos», concluye el estudio que descarta cualquier escenario que suponga que el SARS-CoV-2 puedo haber estado en circulación mucho antes de que se identificara en diciembre.

Hasta ahora, documentos consultados por South China Morning Post, indicaban que el primer caso reportado databa del 17 de noviembre de 2019. Mientras, la Organización Mundial de la Salud aseguraba que había tenido lugar el 8 de diciembre del mismo año.

El estudio analiza un conjunto de más de 7.000 secuencias del genoma recogidas en una base de datos que registra casos, desde enero de 2020 de todo el mundo, por la Iniciativa Mundial para el Intercambio de Datos sobre la Influenza (GISAID) de Alemania.

Con ella, el estudio destaca que en su análisis se identificaron al menos 198 mutaciones recurrentes e independientes que podrían indicar la adaptación continua del SARS-CoV-2 a los humanos —aunque no es un dato concluyente.

Es decir, como sucede en enfermedades provocadas por virus como el VIH o el herpes, donde el patógeno se adapta al organismo y afecta de diferente manera a cada individuo.

«Casi el 80% de las mutaciones recurrentes produjeron cambios no idénticos en el nivel de proteína, lo que sugiere una posible adaptación continua del SARS-CoV-2», sostienen los autores del estudio.

Esta misma conclusión coincide con un reciente estudio realizado por el Laboratorio Nacional Los Álamos, en Estados Unidos, donde los investigadores han identificado entre estas mutaciones una nueva cepa del coronavirus más contagiosa que la original.

La nueva mutación espiga D614G ha sido categorizada por los investigadores como una cuestión urgente de estudio porque podría poner en peligro las vacunas que están en desarrollo. Así como estar provocando la recaída de algunos pacientes en la reinfección de COVID-19.

Por ello, los autores del presente estudio también recomiendan el seguimiento continuo de los cambios genómicos en el virus para evitar la resistencia a tratamientos o vacunas que se esperan para dentro de 12 o 18 meses.

«La vigilancia continua de los cambios genómicos del virus será esencial para comprender mejor las interacciones fundamentales entre el huésped y el patógeno que pueden servir de base para el diseño de medicamentos y vacunas», apuntan los autores.

Con información de MSN

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