Ganadero Esteban Smith absuelto de cargos, pero enfrenta efecto suspensivo de la fiscalía hasta el lunes
Absuelto ganadero Esteban Smith de cargos, sin embargo, deberá esperar hasta el lunes debido al efecto suspensivo de la fiscalía
En el escenario de la noche extendida, la audiencia de presentación se desarrolló como un intenso duelo de argumentos entre los acusados y sus valientes defensores, quienes enfrentaron con determinación las miradas atentas de los representantes de la fiscalía y el tribunal de honor.
La detención de Esteban Smith Robertis, atrapada en un absurdo yugo policial, buscaba afanosamente empañar su reputación y relegarlo tras los helados barrotes de una prisión. Sin embargo, la verdad emergió como un faro resplandeciente, revelando que este hombre de noble oficio había sido víctima de extorsión perpetrada por funcionarios enquistados en las esferas de un organismo estatal. Estos individuos, amparados en sus cargos, lo amenazaban con la sombra de la detención a pesar de que él, en múltiples ocasiones, se había presentado ante el Ministerio Público para responder a las infundadas acusaciones vertidas por el ente de seguridad.
Paradójicamente, cada intento de Esteban por comparecer fue ignorado, y, como si se tratara de una cruel burla, una orden de aprehensión fue lanzada en su contra. Un acto que normalmente se reserva para aquellos que desafían los llamados judiciales, pero que en el caso de Esteban carecía de fundamento alguno, ya que siempre estuvo dispuesto a enfrentar la justicia y demostrar su inocencia.
La detención de Esteban Smith y la confiscación de su venerado camión, emblema de su labor y vehículo vital, generaron un rechazo colectivo que reverberó en las entrañas de Churuguara y los municipios circundantes de la imponente Sierra. Asociaciones de ganaderos, galleros y el prestigioso colegio de médicos veterinarios se alzaron en defensa de su honorabilidad, negando de manera categórica cualquier vínculo con las infames huestes conocidas como «los Chickateros», apelativo irresponsablemente atribuido por ciertos voceros de seguridad. Esteban, poseedor de una ética intachable y una dedicación encomiable, no necesitaba incurrir en actos delictivos, pues su sustento se nutría de su labor y de la ardiente pasión que lo impulsaba.
Esteban José Smith Robertis aguarda, con serenidad y esperanza, el veredicto que le otorgará la anhelada libertad. La luz de la justicia, aunque demorada, finalmente iluminará su inocencia, desgarrando el opaco velo de la calumnia y el ultraje que ha ensombrecido su vida.
