Acusado de abuso a su sobrina de 7 años: intentó silenciarla con una chupeta
Un agricultor de 43 años, Tomas David Mayora Mayora, enfrenta ahora la privación de libertad tras el fallo contundente emitido por el Tribunal Segundo de Control de Aragua. Este trágico suceso ha conmocionado a la comunidad, ya que se le acusa de cometer actos lascivos en perjuicio de su sobrina, una inocente niña de tan solo siete años. Los hechos se desencadenaron el 11 de septiembre en el idílico sector de La Veguita, ubicado en el municipio Tovar de Puerto Maya.
En una tarde fatídica, la víctima, acompañada por su afligida madre, se presentó en la estación policial local para denunciar los horrores que había sufrido a manos de su propio tío. Según el desgarrador testimonio de la pequeña, el acusado la condujo a una vivienda abandonada y desolada, oculta detrás de su propia residencia. Allí, en un acto de inenarrable crueldad, el desalmado hombre despojó a la niña de su inocencia, profanando su integridad al tocar sus partes más íntimas, depositar besos impuros sobre su vulnerable cuerpo y, para añadir mayor ignominia a sus actos, le entregó una chupeta, como si pretendiera borrar el rastro de su depravación.
La gravedad de esta situación no pasó desapercibida para las autoridades, quienes actuaron con celeridad y determinación. Conformaron una comisión especial encargada de dar caza al agresor, logrando su captura en las cercanías del río Maya, en el mencionado municipio. Una vez capturado, el acusado fue puesto a disposición de la Fiscalía 37a de la jurisdicción correspondiente, donde se le imputó el delito de abuso sexual sin penetración en acción continuada, de acuerdo con lo establecido en la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia.
El Tribunal Segundo de Control, tras un minucioso análisis de los hechos y considerando la gravedad y recurrencia de los actos cometidos, tomó la decisión de decretar la privación de libertad para el señor Mayora Mayora. En estos momentos, el acusado se encuentra recluido en la sede de la policía regional de Puerto Maya, a la espera de los avances en el proceso judicial que se desarrollará en su contra.
Este repudiable caso ha dejado una huella imborrable en el corazón de quienes han conocido los detalles y ha generado una profunda conmoción en la comunidad. Además, pone en evidencia la urgencia de redoblar los esfuerzos en la protección de los derechos de los más vulnerables. Es fundamental que la voz de las víctimas sea escuchada y que sus agresores enfrenten la justicia con todo el peso de la ley. La sociedad debe unirse firmemente en un rechazo absoluto a cualquier forma de violencia y trabajar incansablemente para prevenir estos actos aberrantes que dañan a los más inocentes.
La lucha contra el abuso y la violencia sexual exige una respuesta contundente y coordinada por parte de las instituciones encargadas de velar por la seguridad y el bienestar de la sociedad. Solo así podremos construir una sociedad en la que nuestros niños y niñas puedan crecer en un entorno seguro, libre de temores y con la certeza de que sus derechos están protegidos.