Condenan a médico venezolano a 20 años de prisión por agresión sexual a paciente en Perú
En las sombras de la justicia yace hoy Williams Arturo Gómez, un eminente médico venezolano cuyo talento y conocimientos solían iluminar los pasillos de un reconocido policlínico en Comas, Lima, Perú. Sin embargo, su trayectoria se ha visto ensombrecida por una atroz condena de 20 años de prisión, resultado de un delito de agresión sexual cometido en el contexto de una ecografía.
Este resonante caso ha sido meticulosamente investigado y procesado por el distinguido Tercer Despacho de la Sexta Fiscalía Provincial Corporativa Especializada en Violencia contra la Mujer y los Integrantes del Grupo Familiar de Lima Norte. De acuerdo con el informe oficial, el doctor Gómez habría perpetrado este acto abominable en contra de un joven de apenas 19 años mientras llevaba a cabo el mencionado procedimiento médico.
El veredicto fue contundente: Gómez fue hallado culpable del delito de “violación sexual”, una expresión que sacude los cimientos de la moral y la ética profesional. Además de su condena, se le ha impuesto la obligación de indemnizar a la víctima con la suma de cinco mil soles, equivalente aproximadamente a 1,350 dólares.
La audiencia, verdadero escenario de confrontación entre la verdad y la oscuridad, fue presidida por la destacada fiscal adjunta, Isabel Rosario Valdez Mamani, quien desplegó una contundente serie de pruebas que dejaron al descubierto cómo el acusado, valiéndose de su posición de poder, sometió a su víctima durante el examen médico. Un protocolo de pericia psicológica exhaustivo, el minucioso análisis de las cámaras de seguridad del policlínico, la rigurosa inspección técnico policial, el detallado informe psiquiátrico del imputado y el testimonio desgarrador del agraviado, se alzaron como pilares inquebrantables de la acusación. La veracidad de este último testimonio fue reafirmada por la madre del joven y la doctora que lo atendió posteriormente, quienes escucharon de primera mano la espeluznante narración de lo sucedido.
Este sombrío episodio nos recuerda la imperiosa necesidad de salvaguardar la confianza y el respeto en el ámbito médico, donde la vulnerabilidad de los pacientes debe ser protegida con celo y responsabilidad. La sociedad clama por una justicia implacable que destierre cualquier atisbo de abuso y ponga fin a la impunidad. La condena del doctor Gómez es un paso en esa dirección, una señal inequívoca de que los infractores serán enfrentados con firmeza y que se hará justicia en nombre de las víctimas.
Mientras tanto, tanto la comunidad médica como la sociedad en general demandan una profunda reflexión acerca del poder y la responsabilidad inherentes a la profesión médica. Resulta fundamental reafirmar los sólidos valores éticos y morales que deben guiar la práctica médica, recordando siempre que la confianza y el bienestar de los pacientes son sagrados y no deben ser traicionados.
Sin lugar a dudas, este triste episodio quedará grabado en la memoria colectiva como una advertencia y un llamado a la acción. Es imperativo que las instituciones y los profesionales de la salud redoblen sus esfuerzos para garantizar la integridad y la seguridad de aquellos que buscan atención médica, y así restaurar la fe en un sistema que debe ser sinónimo de cuidado, respeto y sanación. Solo a través de una lucha incansable contra los abusos y la impunidad podremos construir un entorno médico digno y seguro para todos.