Millennials: una generación de emprendedores
Millennials: Emprendedores
En el pasado, la juventud era un obstáculo para alcanzar el éxito profesional. Crecer, la edad, significaba más recursos, más conocimiento, más dinero y más experiencia.
Pero los tiempos han cambiado, y quienes se han criado durante la revolución tecnológica de finales del siglo XX ven las cosas de forma distinta.
Su ambición es comparable al mundo digital, dinámico, emprendedor e impaciente en el que se formaron.
Pero luego, ya en la madurez, no se entiende la entrada de los millennials al mercado laboral sin la crisis de 2008.
La precariedad laboral les afectó de forma distinta que a sus padres y abuelos: en lugar de atesorar el trabajo, se convencieron de que cualquier empleo es transitorio e inestable, por lo que no se sienten comprometidos.
No tienen miedo a cambiar de empresa. Tampoco de fundarlas, siendo mucho más emprendedores que las generaciones anteriores.
La Generación Y ha gozado en su niñez de muchas más oportunidades que sus padres y abuelos: sus títulos universitarios se dispararon (39% frente al 29% de sus padres) y aumentaron su formación durante la crisis.
La precariedad, sumada al emprendimiento precoz, les ha arrastrado también a formar una familia mucho más tarde que sus progenitores.
Si anteriormente la nota predominante era la búsqueda de la estabilidad y el trabajo, la de los millennials es el equilibrio entre lo laboral y lo personal, por lo que son mucho más contestatarios con sus jefes.
Se parecen, por tanto, más a la generación siguiente (los centennials) que a sus progenitores.
Les importa el impacto de las empresas en la sociedad, por eso no dudarán en terminar una relación con una marca cuando no estén de acuerdo con sus prácticas comerciales, valores o tendencias políticas.
Como emprendedores, por norma general se centran en la tecnología, a la que se han adaptado mejor que las generaciones anteriores
Esto los hace ser ambiciosos y valientes, pero también les hace confiar más en las inversiones privadas y arrojarse a emprender a edades más precoces que sus padres.