Europa busca en Latinoamérica la solución a su crisis energética: ¿beneficio mutuo o explotación?
El interés de Europa por satisfacer sus necesidades energéticas ha sido evidente en los últimos tiempos a través de su interés en el hidrógeno verde, un recurso que los países de Argentina y Chile están buscando producir. A pesar de los acuerdos alcanzados por los mandatarios de ambas naciones durante la reciente cumbre CELAC-Unión Europea en Bruselas, el economista Leonardo Stanley ha señalado que existe un riesgo de que la energía limpia se exporte únicamente como si fuera una mercancía, sin ser aprovechada por las propias industrias de los países suramericanos.
La intención de los líderes de Argentina y Chile es atraer inversiones europeas para el desarrollo del hidrógeno verde en estos países, con el objetivo de exportar esta energía a Europa. Aunque se desconocen muchos detalles sobre las implicaciones específicas de dichos acuerdos, los gobiernos de ambas naciones han expresado su disposición a ofrecer soluciones a las necesidades energéticas de Europa.
Sin embargo, existe una preocupación latente en los países latinoamericanos de que los acuerdos con Europa no contribuyan al desarrollo a largo plazo de sus economías. El economista Stanley ha advertido del riesgo de que el hidrógeno verde se exporte como una mercancía sin ser aprovechado para el desarrollo industrial y las cadenas de valor.
Para el experto, antes de considerar la venta aislada de energía limpia a Europa, los países suramericanos deben adoptar medidas para limpiar sus estructuras productivas, especialmente en un mundo en el que la huella de carbono de las industrias puede convertirse en barreras comerciales. Además, Stanley sugiere que se deben resolver las incoherencias en las políticas de inversión en energías renovables y los beneficios fiscales ofrecidos a sectores contaminantes.
América Latina, según Stanley, no está viendo más allá de sus necesidades energéticas inmediatas en vista de la necesidad que tiene Europa de buscar nuevas fuentes de energía debido al conflicto en Ucrania. El economista lamenta el hecho de que los países latinoamericanos estén avanzando en acuerdos e iniciativas de forma aislada, lo que conlleva a la ausencia de una integración eléctrica más significativa basada en energías limpias. En lugar de exportar la energía como una mercancía, los países deberían aprovecharla dentro de un esquema productivo y maximizar los recursos naturales de la región para promover el desarrollo sostenible.