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Trochas entre Colombia y Venezuela siguen siendo una opción pese a reapertura de la frontera

Trochas entre Colombia y Venezuela siguen siendo una opción pese a reapertura de la frontera

El sol del mediodía rebota abrasador sobre el Puente Internacional Francisco de Paula Santander, uno de los pasos ante la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela. Fue una semana final de expectativas ante una reactivación postergada en la población, a pesar del clamor de distintos sectores.

Bogotá ha invocado una apertura “gradual”, mientras que por Venezuela aún no se concreta la “apertura comercial”. Caracas insiste en que no se precipitará y que necesita evaluar las estructuras que soportaron más de dos años de peso muerto, según reseñó El País. 

Pero ahora, se impuso la frontera clandestina, las denominadas “trochas”, donde los miles de kilómetros de línea limítrofe están repletos de rutas informales. Por muchos años, los puentes han sido el embudo de grandes flujos de personas en el mundo; y sobre todo, el Simón Bolívar, que se ha visto en una infinidad de momentos desbordado por la diáspora de venezolanos.

Los llamados trocheros, son jóvenes que se ofrecen a cargar bultos por unas monedas y aún permanecen en la zona para perseguir a cuanto taxi se acerca al Simón Bolívar.

Los puestos de cambio de pesos ya son inexistentes, así como los agentes de viajes que vendían trayectos en autobús a cualquier capital de Sudamérica. También quedó como un fantasma el sonido que antes era concurrido por las ruedas de las maletas y carritos con mercancía; en lugar de eso, solo se escucha un vallenato a lo lejos.

Un corredor de vallas metálicas de las autoridades migratorias que regulan el goteo de transeúntes ha reemplazado a esa muchedumbre.

SOLO ESTUDIANTES Y CITAS MÉDICAS: LA REAPERTURA DE LA FRONTERA ENTRE VENEZUELA Y COLOMBIA

La frontera entre Venezuela y Colombia amaneció este martes, 5 de octubre, sin los contenedores que bloqueaban el paso por el Puente Internacional Simón Bolívar.

Sin embargo, a pesar del anuncio realizado por la Administración de Nicolás Maduro, solo transitan ante la reapertura de la frontera, las personas que tienen citas médicas o estudiantes hacia sus colegios, reseñó Blu Radio.

De acuerdo a la Secretaría de Fronteras de Colombia; el transporte de carga entre ambos países se reactivará la próxima semana, ya que se están haciendo los trámites aduaneros para tal fin.

El medio colombiano también resaltó que el paso de peatones en general por la frontera se podría abrir en un par de semanas.

El director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, consideró que la reapertura de la frontera es una “muy buena noticia” para la región, así como para las familias que necesitan del abastecimiento del lado colombiano.

“Aquí hay mucho esfuerzo de mucha gente buscando mecanismos. Ese levantamiento de esos contenedores en la frontera es positivo, pero es un paso”, indicó.

PASO ENTRE LOS PUENTES: EL RELATO DE UNA PAREJA

De las más de 60 mil personas diarias que transitaban por los puentes, hoy en día lo hacen unas 3 mil. Son excepciones como la de Wilmarys Navas, de 19 años; que camina con una camiseta lila que deja asomar su protuberante panza.

Con ocho meses de embarazo, Navas, como muchas mujeres venezolanas, busca dar a luz en Cúcuta. A ella la acompaña Franklin Cumana, el padre de 32, quien trabaja cargando mercancía por los pasos informales.

“La trocha es más segura a veces que las mismas alcabalas en las carreteras de Venezuela. En la trocha te cobran porque es un paso irregular”, razona. ¿Quién cobra? “Son secretos de la trocha que a veces no podemos hablar”, responde sin complicarse. Incluso si abren plenamente los pasos formales, aseguró al diario El País, los informales seguirán funcionando

“Tenía años de no usar el puente, uso más las trochas”, se sincera unos metros más atrás Jerson Guillén, acompañado por su esposa y sus dos hijas. Mientras cruza con Eliani, la menor; sobre sus hombros al regreso de citas médicas.

Guillén se desempaña como comerciante y suele pasar tres veces a la semana a comprar mercancía, pues “en San Antonio no se encuentra nada”. Los trocheros son parte de ese silencio y cuenta les “colabora” con unos 2.000 pesos por trayecto que equivalen a unos 50 centavos de dólar.

El flujo que antes pasaba sobre los puentes, ocurre ahora debajo. Desde el Simón Bolívar incluso se avista una hilera de personas atravesando el río Táchira.

Una trocha que finalmente desemboca en La Parada, un barrio que se ha convertido en la primera escala para muchos de los migrantes que llegan al país vecino.

Aunque las casas estén destartaladas, hay cubículos divididos por lonas que crean un laberinto de subdivisiones.

“Ahí se ve de todo, se escuchan violaciones y a cada ratico hay muertos”, cuenta a El País  durante un recorrido nocturno una madre de dos niñas que vive al lado de la trocha; y administra una de las llamadas casas de asentamiento; que prefiere reservar su nombre para no meterse en problemas.

“Son fronteras de miedo y de terror”, argumenta Enrique Pertuz, un defensor de derechos humanos que reconoce que las cifras de personas que desaparecen como si se las hubiera tragado la tierra son inciertas.

Pertuz sostiene que al menos 16 organizaciones al margen de la ley se mueven en la zona.

“Hay de todo, paramilitares, organizaciones insurgentes, de trata de personas, de contrabando de gasolina, del narcotráfico. Hoy se pelean a sangre y fuego el control de más de 50 pasos”, manifiesta el director de la Corporación Red Departamental de Defensores de Derechos Humanos (Corporeddeh).

“Con la reapertura se van a reducir un sinnúmero de delitos que se cometen en esas trochas”, dice de forma optimista.

Con información de Caraota Digital.

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