Así es “la isla de las orgías” de Jeffrey Epstein

Little St James, la isla de Jeffrey Epstein, salió a la luz después de que comenzaran las investigaciones en contra del empresario, e incluso fue mencionada recientemente por el grupo hacker Anonymous a su regreso en plena crisis por la muerte de George Floyd y las protestas.

Jeffrey Epstein se mantiene en el ojo del huracán; pasó de ser un maestro de secundaria a un banquero de inversiones y luego un hombre que abusaba de menores con la protección de políticos y poderosos de Estados Unidos.

El documental de Netflix, Jeffrey Epstein: Filthy Rich, revela que gran parte de esto sucedía en su mansión de Florida, en la que solía llevar a niñas adolescentes y pagarles para que ellas mismas le consiguieron más víctimas, pero, tenía también una guarida secreta en la que podía seguir cometiendo abusos lejos de las miradas curiosas.

Al igual que los más crueles villanos de las historias de James Bond, Jeffrey Epstein, supuestamente, se compró una isla privada en la que tenía fiestas descontroladas con sus amigos, y estas fiestas solían incluir a las mismas niñas que formaban parte de su red de abuso y tráfico sexual.

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Supuestamente, la isla no era tan secreta ya que se dice que los locales se referían a ella como la isla de la pedofilia o la isla de las orgías y se dice también que era visitada por celebridades, modelos, cineastas y políticos que sabían perfectamente bien de las actividades ilegales y de abuso que Epstein cometía en ese lugar y en su propia casa.

Tal vez crees que esto es demasiado raro para ser verdad o que suena más bien a la historia de un villano de película, pero Little St James existe realmente. La isla se encuentra en el Caribe, en la costa de St Thomas en las Islas Vírgenes de Estados Unidos y Epstein compró las 300 hectáreas en 1998 por un poco menos de 8 millones de dólares.

Según lo que se sabe, Ed Tuttle, uno de los arquitectos más reconocidos, que ha trabajado en los resorts de lujo más famosos, fue el encargado de construir el paraíso de Epstein, formado por una alberca, cabañas y un edificio azul y blanco con cúpula dorada similar a un templo que tiene distintas medidas de seguridad diseñadas para evitar que alguien de afuera pudiera ver lo que estaba sucediendo en el interior.

Para llegar a la isla, Epstein y sus invitados debían tomar un jet privado, que supuestamente se llamaba Lolita Express, que los recogía en St. Thomas, después subían a un helicóptero que los dejaba justo en el centro de la propiedad de Epstein, que no tiene caminos para coches u otras formas que pudieran permitirle a los curiosos llegar hasta ahí.

Se dice que Epstein también usaba la isla como un retiro y un paraíso fiscal, que se convirtió en el lugar perfecto para cometer sus peores crímenes. Y, para evitar que lo que pasaba ahí se diera a conocer, los empleados de Epstein debían firmar contratos en los que juraban nunca revelar lo que sucedía, y generalmente se les mantenía alejados de los amigos famosos del empresario, aunque se dice que pudieron ver al Príncipe Andrew en compañía de una adolescente.

En el documental de Netflix, algunas mujeres revelaron los horrores que vivieron en ese lugar. Virginia Roberts Giuffre, una de las mujeres que aseguró haber sido víctima de Jeffrey, dijo en una entrevista “Realmente es una isla orgía, porque eso es lo que sucedió allí. Eso es lo que esa isla significaba para mí”.

Y las cosas se ponen más locas, supuestamente, Kurt Cobain sabía lo que estaba pasando en la isla y eso fue lo que provocó su muerte. Anonymous dice que Cobain era una de las celebridades que pensaban denunciar la existencia de red de tráfico sexual infantil y en un hilo de Twitter borrado mencionan que fue asesinado para evitarlo. Incluso comenzó a circular un video en el que el músico de Nirvana supuestamente habla sobre la Isla.

¿Cobain fue asesinado para silenciarlo? Eso no lo sabemos, pero Little St James existe y las víctimas de Epstein ya confirmaron que solía llevarlas hasta allá para abusar de ellas.