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Artesanos de Valencia recurren al trueque para sobrevivir

Desde hace un año, Santana, quien también es técnico en ensamblaje de torres de alta tensión; decidió dedicarse a confeccionar pulseras, tobilleras, carteras, morrales, botas y anillos, desde una acera frente al centro comercial Camoruco, de la avenida Bolívar de Valencia.

Artesanos valencianos recurren al trueque para sobrevivir desde hace cuatro meses cuando inició la cuarentena por covid-19 en el país.

Entregar una pulsera o anillo a cambio de un paquete de harina; arroz o cualquier producto de la cesta básica se ha vuelto el día a día para los artesanos.

Édgar Santana ha tenido que hacer milagros para poder llevar el pan a su hogar; con su oficio de artesano.

Las ventas han disminuido considerablemente; pero su preocupación por la falta de del sustento crece cada día más para él y muchos de los artesanos.

Ante la dificultad de adquirir materia prima a precios dolarizados y la caída de las ventas en 90%; el trueque se convirtió en un mecanismo de sobrevivencia para Santana.

“A mí me ha tocado dar una pulsera que vale 300 mil bolívares, por un paquete de arroz que cuesta 180 mil bolívares. Todo para subsistir, para poder comer”, relata Santana.

La falta de dinero en efectivo es otro de los problemas que enfrentan los artesanos. Santana comentó que a pesar de que fabrica piezas que van desde 30 mil bolívares en adelante; estas no tienen rotación porque las personas no cuentan con el efectivo para cancelar.

Asimismo, destaca que “la gente no está comprando artesanía. Cuando no recibo efectivo; tengo que pagar el pasaje de 10 mil bolívares con una pulsera que vale 30 mil bolívares”.

Desde hace un año, Santana, quien también es técnico en ensamblaje de torres de alta tensión; decidió dedicarse a confeccionar pulseras, tobilleras, carteras, morrales, botas y anillos, desde una acera frente al centro comercial Camoruco, de la avenida Bolívar de Valencia.

Tras el cierre de la empresa en la que trabajaba, cambió las botas de seguridad por una tabla; cuero y martillo, con la esperanza de mejorar sus ingresos. “Al principio me iba bien, pero últimamente paso hasta más de una semana sin vender nada”, comentó.

Con información de ACN

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